Creo que en el fondo de su ser la derecha coincide con la Concertación respecto de la crítica del viaje del presidente Piñera al Perú.
Con todo respeto nuestro presidente quedó como el tontito buena onda que quedó amordazado -contraria a la broma del tipo jefe a subordinado que le hizo García a Piñera- para no referirse al tema del conflicto marítimo artificialmente elaborado por el Perú el cual fue formalizado en la Corte Internacional de la Haya a través de una demanda que desconoce la historia, los tratados, la práctica y límites actuales entre Chile y Perú.
Este fue un gran triunfo diplomático para Alan García, pues impuso que no se hablara del tema porque sería muy incómodo referirse a un hecho artificialmente montado e inamistoso para Chile.
Por otro lado deja la sensación de banalidad la postura sumisa del presidente Piñera frente a su similar del Perú. Éste se da el lujo de criticar a nuestro país haciéndonos aparecer como un país que históricamente ha recurrido a una carrera armamentista y que hemos vivido de espaldas frente a la historia.
Quizás, lo mejor hubiese sido que Piñera haya evitado este periplo por el país del rimac; pero dada la contumaz circunstancia no le quedó más alternativa que someterse a las directrices de la diplomacia peruana que estaba preocupada por alguna eventual frase del presidente chileno que tensionara el ambiente.
En todo caso el gobierno chileno y la diplomacia en general tienen un manual de procedimientos protocolares expresados en gestos, frases, es decir, códigos implícitos que los diplomáticos o jefes de estado utilizan para demostrar su aceptación o rechazo de alguna medida que afecte a los países. La cancillería chilena esta vez no los utilizó para manifestar su molestia.
La demanda del Perú ante la Haya, es un hecho claro que los chilenos rechazamos y lo consideramos inamistoso por el desconocimiento burdo que hace el actual gobernante del Perú de los límites marítimos actuales que por cerca de 50 años los peruanos han aceptado.
Por eso no me pareció bien que nuestro presidente haya sido tratado como el "tontito buena onda" que no actúa con asertividad para plantear lo que le disgusta. No es que haya que romper relaciones o golpear la mesa como tanto le gusta a la derecha pero que ahora en este episodio aparece tolerando absolutamente toda la aparente banalidad y sumisión del gobierno respecto del conflicto marítimo con el perú; pero sí se debió dar un signo diplomático de molestia por el desconocimiento por parte del Perú de los tratados que fijaron los actuales límites marítimos.
La guinda de la torta fue el brindis con pisco sour, como dando el mensaje al mundo del presidente peruano que pase lo que pase con la determinación de la Corte Internacional de la Haya, los chilenos seguirán siendo "buena onda".
Con todo respeto nuestro presidente quedó como el tontito buena onda que quedó amordazado -contraria a la broma del tipo jefe a subordinado que le hizo García a Piñera- para no referirse al tema del conflicto marítimo artificialmente elaborado por el Perú el cual fue formalizado en la Corte Internacional de la Haya a través de una demanda que desconoce la historia, los tratados, la práctica y límites actuales entre Chile y Perú.
Este fue un gran triunfo diplomático para Alan García, pues impuso que no se hablara del tema porque sería muy incómodo referirse a un hecho artificialmente montado e inamistoso para Chile.
Por otro lado deja la sensación de banalidad la postura sumisa del presidente Piñera frente a su similar del Perú. Éste se da el lujo de criticar a nuestro país haciéndonos aparecer como un país que históricamente ha recurrido a una carrera armamentista y que hemos vivido de espaldas frente a la historia.
Quizás, lo mejor hubiese sido que Piñera haya evitado este periplo por el país del rimac; pero dada la contumaz circunstancia no le quedó más alternativa que someterse a las directrices de la diplomacia peruana que estaba preocupada por alguna eventual frase del presidente chileno que tensionara el ambiente.
En todo caso el gobierno chileno y la diplomacia en general tienen un manual de procedimientos protocolares expresados en gestos, frases, es decir, códigos implícitos que los diplomáticos o jefes de estado utilizan para demostrar su aceptación o rechazo de alguna medida que afecte a los países. La cancillería chilena esta vez no los utilizó para manifestar su molestia.
La demanda del Perú ante la Haya, es un hecho claro que los chilenos rechazamos y lo consideramos inamistoso por el desconocimiento burdo que hace el actual gobernante del Perú de los límites marítimos actuales que por cerca de 50 años los peruanos han aceptado.
Por eso no me pareció bien que nuestro presidente haya sido tratado como el "tontito buena onda" que no actúa con asertividad para plantear lo que le disgusta. No es que haya que romper relaciones o golpear la mesa como tanto le gusta a la derecha pero que ahora en este episodio aparece tolerando absolutamente toda la aparente banalidad y sumisión del gobierno respecto del conflicto marítimo con el perú; pero sí se debió dar un signo diplomático de molestia por el desconocimiento por parte del Perú de los tratados que fijaron los actuales límites marítimos.
La guinda de la torta fue el brindis con pisco sour, como dando el mensaje al mundo del presidente peruano que pase lo que pase con la determinación de la Corte Internacional de la Haya, los chilenos seguirán siendo "buena onda".
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