“Es la economía, estúpido.” Esta frase, ideada por James Carville, el estratega de la campañas de los demócratas en Estados Unidos, calza un poco con la situación actual de Chile, (habría que decir es el modelo, estúpido) porque tratar a la educación con la lógica del mercado ha demostrado positivamente que es una aberración que lamentablemente la sostienen sectores hediondamente ideologizados que quieren reproducir mecánicamente el modelo de economía de mercado en todos los ámbitos de la sociedad.
El fin fundamental de toda empresa es el lucro, y no es tan dramático, incluso es un motor para el crecimiento y progreso de las sociedades. Pero las empresas que tienen un afán de lucro no lo hacen todas desde una uniformidad de estándares en la producción de bienes y servicios. Por ejemplo, usted puede conseguir zapatos que pueden ir desde $8.000.- a $5.000.000.- el par. ¿Cuál cree usted que comprarán los pobres?, obviamente el más baratito o más penquita; y así en una escala directamente proporcional a la billetera de cada persona o familia, éstas podrán elegir -libremente, según los talibanes ortodoxos que defienden el modelo neoliberal- la opción que mejor les parezca que el mercado ofrece. Si es un auto, un calzoncillo, televisor... imagínense cualquier bien o servicio, no hay drama... el pobre lo acepta y soporta; pero si se trata de educación, salud o previsión y el pobre vé que por décadas la cancha está inclinada en su contra y no puede acceder a estos bienes intangibles porque no tiene una billetera abultada, finalmente se rebelará, con las consecuencias que vemos hoy día en las calles con ciudadanos protestando con razón.
Si el lucro está introducido en la educación básica y media, inexorablemente habrá una escala de empobrecimiento de la calidad del producto (en este caso el producto educación) según la empresa o unidad educacional que la produzca. Al igual que lo que comentaba con el par de zapatos.
En la actualidad los establecimientos municipalizados han ido perdiendo preponderancia porque la subvención estatal no alcanza para desarrollar una educación de calidad. De esta forma se aniquila el sistema público de educación. El aporte de Chile a la educación, en relación al PIB y comparativamente con los países de la OCDE, es paupérrimo.
Respecto de la educación superior, el lucro puede ser debatible y aceptable, pero con transparencia.
Miremos el mundo y veamos qué países le dan preponderancia a la educación pública: Japón, Canadá, España, Irlanda del Norte, Hong Kong, Gran Bretaña, EEUU, etc, por nombrar sólo algunos de una inmensa mayoría. Finlandia, país líder en educación y que el ministro Lavín demagógicamente ha dicho que es el modelo a seguir, la enseñanza es pública y sólo el 3% asiste a escuelas privadas subvencionadas.
Ahora la estrategia de la derecha, sus medios de comunicación y todo el séquito hediondamente ideologizado que defiende el fracasado sistema educativo implantado por la dictadura y mantenido por la Concertación, es atacar a Camila Vallejo y decir que el movimiento estudiantil -apoyado por la mayoría de los chilenos- se politizó. Y entremedio, no sólo mete al partido comunista, sino a sectores más ultras aún. Dentro de toda esta batahola el ministro Joaquín Lavín ha hecho comentarios cínicos y ridículos, como el de decir que él "también hubiera estado marchando junto a los estudiantes", que todo esto demuestra que hace falta un cambio, o que el movimiento estudiantil quiere imponer modelos educativo fracasados que se circunscriben a una economía centralmente planificada. Bueno si Lavín lleva la discusión a ese punto tendríamos que pasarle por la cara el exitoso modelo educativo cubano. La desesperación, la tozudez, la ortodoxia, la sordera los está haciendo cometer error tras error y hacer declaraciones cínicas y torpes.
El fin fundamental de toda empresa es el lucro, y no es tan dramático, incluso es un motor para el crecimiento y progreso de las sociedades. Pero las empresas que tienen un afán de lucro no lo hacen todas desde una uniformidad de estándares en la producción de bienes y servicios. Por ejemplo, usted puede conseguir zapatos que pueden ir desde $8.000.- a $5.000.000.- el par. ¿Cuál cree usted que comprarán los pobres?, obviamente el más baratito o más penquita; y así en una escala directamente proporcional a la billetera de cada persona o familia, éstas podrán elegir -libremente, según los talibanes ortodoxos que defienden el modelo neoliberal- la opción que mejor les parezca que el mercado ofrece. Si es un auto, un calzoncillo, televisor... imagínense cualquier bien o servicio, no hay drama... el pobre lo acepta y soporta; pero si se trata de educación, salud o previsión y el pobre vé que por décadas la cancha está inclinada en su contra y no puede acceder a estos bienes intangibles porque no tiene una billetera abultada, finalmente se rebelará, con las consecuencias que vemos hoy día en las calles con ciudadanos protestando con razón.
Si el lucro está introducido en la educación básica y media, inexorablemente habrá una escala de empobrecimiento de la calidad del producto (en este caso el producto educación) según la empresa o unidad educacional que la produzca. Al igual que lo que comentaba con el par de zapatos.
En la actualidad los establecimientos municipalizados han ido perdiendo preponderancia porque la subvención estatal no alcanza para desarrollar una educación de calidad. De esta forma se aniquila el sistema público de educación. El aporte de Chile a la educación, en relación al PIB y comparativamente con los países de la OCDE, es paupérrimo.
Respecto de la educación superior, el lucro puede ser debatible y aceptable, pero con transparencia.
Miremos el mundo y veamos qué países le dan preponderancia a la educación pública: Japón, Canadá, España, Irlanda del Norte, Hong Kong, Gran Bretaña, EEUU, etc, por nombrar sólo algunos de una inmensa mayoría. Finlandia, país líder en educación y que el ministro Lavín demagógicamente ha dicho que es el modelo a seguir, la enseñanza es pública y sólo el 3% asiste a escuelas privadas subvencionadas.
Ahora la estrategia de la derecha, sus medios de comunicación y todo el séquito hediondamente ideologizado que defiende el fracasado sistema educativo implantado por la dictadura y mantenido por la Concertación, es atacar a Camila Vallejo y decir que el movimiento estudiantil -apoyado por la mayoría de los chilenos- se politizó. Y entremedio, no sólo mete al partido comunista, sino a sectores más ultras aún. Dentro de toda esta batahola el ministro Joaquín Lavín ha hecho comentarios cínicos y ridículos, como el de decir que él "también hubiera estado marchando junto a los estudiantes", que todo esto demuestra que hace falta un cambio, o que el movimiento estudiantil quiere imponer modelos educativo fracasados que se circunscriben a una economía centralmente planificada. Bueno si Lavín lleva la discusión a ese punto tendríamos que pasarle por la cara el exitoso modelo educativo cubano. La desesperación, la tozudez, la ortodoxia, la sordera los está haciendo cometer error tras error y hacer declaraciones cínicas y torpes.
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