La Virgen de las Peñas

¡A las Peñas!... ¡Al Santuario!... ¡A Livílcar!... Son expresiones que los ariqueños conocemos muy bien. Se trata de la fiesta religiosa que se celebra el primer domingo de Octubre (fiesta grande) y, también, el 8 de Diciembre (fiesta chica). El lugar geográfico de esta fiesta se sitúa hacia las profundidades del Valle de Azapa, a unos 10 Km antes de Livílcar. Es una tradición que cada año congrega fieles de la Virgen provenientes del Perú, Bolivia y norte de Chile, especialmente, ariqueños.

En nuestro país existen muchas fiestas religiosas, pero la peculiaridad de la romería al Santuario de la Virgen de las Peñas es que el acceso hacia este lugar es posible sólo a través de una caminata o a lomo de un animal, en que hay que sortear ríos, cerros y caminos pedregosos y no excentos de peligro.

El santuario dista a unos 80 kilómetros de Arica, de los cuales 60 se hacen en vehículo y los restantes a pie , en mula o a caballo. Algunos realizan el trayecto a pie desde Arica; esta opción la realizan los más jóvenes, por lo menos así se observaba en la época en que yo asistía frecuentemente a esta fiesta, en mi infancia, por los mediados de la década del 60.

El actual paradero de vehículos (Chamarcusiña) es un verdadero tambo, con varios puestos de comidas típicas.

Según don Erie Vásquez Benitt -un amigo de infancia de mi papá-, miembro por sécula del alferazgo del santuario, dice que no siempre hubo esta facilidad para recorrer en vehículo tantos kilómetros. Don Erie cuenta que esta fiesta a diferencia de otras como La Tirana "no tiene un certificado de bautismo"; aunque señala que ya 1793, las autoridades de la época mandaron desde Arequipa un sacerdote para que observara ciertos alborotos fuera de lo convencional en el lugar donde apareció una imagen tallada en piedra, que piensa debe haberla encomendado algún devoto español, respetando quizás un antiguo sitio de oración prehispana.

Se estima que en las primeras décadas del siglo XX comenzaron las peregrinaciones, las cuales eran mucho más sacrificadas, debido a que el primer paradero era el poblado de San Miguel. Don Erie cuenta que la peregrinación en ese entonces duraba hasta diez días, por lo que muchos fieles pedían sus vacaciones en coincidencia con esta festividad religiosa.

En relación a la fiesta chica, don Erie rememora que fue en 1931 por iniciativa del comerciante boliviano Aurio Bejarano, ésta empezó a ser una nueva peregrinación, que motivó más a la población boliviana del Valle de Azapa, la que pedía a la Virgen por sus cosechas.

Al despertarme hoy día lo hice con un dejo de nostalgia por mi querida Arica y mi viejo barrio donde crecí (actualmente vivo en Calama), que se circunscribe a las calles Aníbal Pinto, Azola, Cienfuegos y Lastarria, población que se denominó en un tiempo la de los ex-chimberos, porque sus vecinos mayoritariamente provenían del sector de la chimba del Arica de antaño.

Desde mediados de los 60, cuando gobernaba el presidente don Eduardo Frei Montalva, y en las emisoras -todavía en AM- sonaban los éxitos de Los Angeles Negros, Los Galos, Los Capablanca, Los Iracundos, Yaco Monti, Sandro, Adamo, Raphael, José Alfredo Fuentes... se centra mi infancia que creció junto al color y sonido de las compañías religiosas que todas las noches se manifestaban con sus bombos, platillos, bronces, pitos, matracas y danzas artísticas como ensayo preparativo para bailarle a la Virgen.

En el barrio habían cuatro compañías religiosas, por lo tanto, la oferta en este sentido era generosa. Y como aún no llegaba la televisión, ir a ver los ensayos de estos bailes era un panorama espectacular en ese entonces. De tanto mirar estos bailes religiosos fui aprendiendo los pasos característicos que, finalmente, me impulsaron a incorporarme a la compañía "Los Canarios", junto a mi hermana, mis primos y muchos vecinos del barrio.

Las casas del barrio son grandes, con enormes patios que permitían fácilmente los ensayos y, también, "el plato único bailable", que era necesario como medio de financiamiento para la logística, traslado y permanencia de toda la compañía durante la celebración de la festividad.

Las cuatro compañías del sector eran las siguientes:
-Manuela Marconi; que tenía como caporal al vecino Obregón. Era un claro reducto de los Valverde; después se fueron a la casa del vecino "Albacorita", en la misma calle Cienfuegos. Un gran amigo de adolescencia, Oscar "Piano" Cassonett, bailó en esta compañía junto a sus hermanos. Aunque ellos vivían en las cercanías de Latorre, Esmeralda y Ohiggins -que era el centro de operaciones de la compañía "Los Peregrinos" de Figueroa-, siempre estuvieron cercanos a la compañía de "morenos" de la calle Cienfuegos. Era frecuente que los hermanos se incorporaran a estos bailes, como el caso de mis vecinos Silva que, además, eran muy futboleros, producto de la pasión de su padre: el famoso "chinche" Silva.
-Cuyacas; con doña Rosa Güiza a la cabeza. Tengo entendido que actualmente su hija Loly es la caporal de esta compañía.Ésta tenía la singularidad que sus integrantes eran todas mujeres. La casa de doña Rosa era la sede, supongo que actualmente también lo es.
-Canarios; de la vertiente de Bertino, porque producto de diferencias internas existía también "Los Canarios" de doña María Medina, que se ubicaban en otro barrio. Bertino era un apasionado de estos bailes; él creaba los cantos a la Virgen, fue uno de los primeros en incorporar linternas, diablos y osos a los bailes. Si la memoria no me traiciona, creo que éramos la número 5. Este número se designaba según la antigüedad de la compañía. Las más antiguas eran las peruanas (como no recordar la casi mítica "mixta" peruana), después venían "Los Marconi", "La Evaristo Chong", hasta llegar al cinco que éramos nosotros: "Los Canarios" de Bertino. Este número también es importante porque relaciona el orden secuencial para saludar a la Virgen. Bertino llegó a Cienfuegos con otra socia antigua, doña María Linares, que junto a mi tía Susana, mi mamá, mi tía Paula lograron darle un gran impulso a esta compañía. Se ensayaba en la casa de mi tía Susana que también era la tesorera, mi mamá era portaestandarte y, nosotros que éramos niños -hermanos, primos y vecinos-, felices bailábamos a la Virgen al son de los bronces del músico más solicitado en esa época: el señor Cadima. La compañía era inmensa, incluso en una oportunidad en pleno santuario se tuvo que separar entre adultos y niños. A mí me correspondió ser en una ocasión caporal y primer guía, cuando se bailaba en el Cristo que estaba cerca del puente. Hoy día en ese sector ya no se baila. Siempre ha existido una gran Fe hacia la Virgen, y una de las grandes devotas que yo conocí fue mi tía Susana. Ella en una oportunidad que no podía caminar por tener una lesión en las piernas, se armó de valor y se subió a un caballo y así llegó a Las Peñas; mi primo "Chungo" y yo la secundamos en esa peregrinación. Después, ya en el santuario, mi tía se sentía muy mal producto de la lesión en sus piernas; pero rápidamente se recuperó cuando la "Mona" -que es una querida y alegre vecina, cuyo nombre es Gladys Barraza, muy cercana a nuestra familia ya que por años trabajó en nuestra casa, y también fue pieza importante en "los canarios" participando como portaestandarte- apareció con unas botellas llenas de, supuestamente, agua bendita y empezó a frotarle las piernas a mi tía que la recuperaron milagrosamente de su dolor; pero lo que no sabía mi tía era que la supuesta agua bendita no era tal, sino agua del río que, con el apuro de la "Mona", por recuperar pronto a mi tía, le dio a entender que era agua bendita. En definitiva era la Fe de mi tía en la Virgen la que le daba valor y la recuperaba de las dolencias.
-Evaristo Chong; el "Negro" Barrios era su caporal. Un referente importante de esta compañía fue el legendario "Negro" Rufo; también el "Negro Cochota". Su sede estaba en calle Lastarria, de ahí que varios de sus integrantes eran vecinos de esa calle.

De la época que estoy hablando no existían los aparatos que existen ahora para grabar o fotografiar muchos de los acontecimientos que ocurrían, pero igual las imágenes quedan indelebles en la memoria de uno, como la Llegada a la Virgen, los bailes al Cristo y a la Virgen, la Despedida... recuerdo la emocionante despedida del "Negro" Gómez cuando cumplió la promesa de bailarle a la Virgen por tres años seguidos; en esa ocasión simbólicamente le fueron despojando de su traje de gala -los que terminan la manda son los únicos que van con traje de gala en la Despedida- y el "Negro" y todos sentíamos una tremenda emoción reforzada por el redoble de los tambores.

Ir a las Peñas siempre ha sido sufrido, pero mientras más atrás en los años eran más las dificultades. Hasta fines de la década del sesenta era obligatorio vacunarse para ir al santuario. El río había que cruzarlo como doce veces, y no existían los puentes de ahora. Recuerdo una vez que una de las hermanas del "Tuli" Crespo me subió a sus espaldas para ayudarme a cruzar el caudaloso y ancho río, que así yo en ese entonces con susto lo consideraba. Después le preguntábamos a un arriero ¿cuánto falta para llegar?... y la respuesta con el acento característicos de los lugareños era la misma: "... a la vueltecita nomás." Posterormente, después de caminar varios kilómetros, nos dábamos cuenta que en verdad faltaba mucho.

En la época que yo bailaba sólo habían 15 compañías; aparte de las que ya he nombrado estaban "Los Principes Azules", los sensuales "Gitanos" y "Los Pieles Rojas"; estos últimos eran una gran atracción cuando realizaban la danza del fuego o cantaban y bailaban al ritmo de "Oh Sole Mio", en donde destacaba un amigo de la familia: Victor Choque, más conocido como "Vitoco", que posteriormente fue campeón de cueca en que también mostraba su galanura y elegancia de sus pasos.

Confieso que hace muchos años que no voy a las Peñas; la última vez que fui estuve sólo un rato después de comer en la ramada de la señora Curura. Pero siempre tengo bonitos recuerdo de esta festividad religiosa que tanta atracción provoca en esta fecha en que se despuebla Arica para venerar a su Patrona. Se estima que alrededor de 60.000 fieles cada año visitan a la Virgen.