
Pero los contextos influyen en las decisiones de los Mandatarios como dice Carlos Peña en su columna del diario El Mercurio; y el actual, relacionado con la conmemoración de los 40 años del golpe militar debe haber influido enormente en el presidente Piñera para desmarcarse históricamente de la faceta criminal de la derecha, de los "cómplices pasivos", del pinochetismo que aún vive solapadamente en los actuales políticos de la UDI y también en RN.
Además, el contexto histórico es muy diferente en relación a las administraciones concertacionistas. Ya no está Pinochet; el respaldo hacia los violadores de los derechos humanos de los cómplices pasivos es tímido y por lo tanto menor resistencia de la derecha para abogar por los criminales y los cómpices activos. En suma, no existe el miedo que inspiraban los militares partícipe de la dictadura.
La fuerza de los cientos de testimonios, grabaciones, documentos, acerca de la brutalidad y cobardía de los que ostentaron el poder en dictadura, han tenido un impacto -especialmente en los jóvenes- más allá de lo que se pensaba. La derecha siempre creyó que en la medida que la masacre sea más lejana en la cronología histórica era inexorable la dilución de los hechos, pero ha quedado demostrado que ha sido todo lo contrario, pues los detalles de los acontecimientos se han empezado a ver con más claridad e interés. Y ya nadie cree lo que argumenta Manuel Contreras -que niega rotundamente los crímenes cometidos-, en el mismo plano también lo que dicen Jovino Novoa, Cardemil, Melero, Moreira, Larroulet, Carlos Larraín, Coloma, María Angélica Cristi, la Evelyn... y otros civiles defensores de la dictadura, cuyo discurso es idéntico al de Contreras, aunque más hipócrita, subliminal y elaborado que el del exjefe de la DINA, ya que aparentemente deploran los crímenes cometidos en la dictadura, pero a renglón seguido lo empatan desviando el tema a la Unión Soviética, Alemania Oriental o Cuba. En otros casos, lisa y llanamente señalan que la izquierda ha cambiado la historia -como si realmente se pudieren falsear los hechos y documentos históricos de ese período que hoy tienen validez universal-, es decir, apuestan a que le crean la negación de la masacre en contra de chilenos indefensos. Otros lo niegan diciendo que hay que mirar hacia el futuro.
Sebastián Piñera que estaba pasando a la historia como el presidente de las payasadas, de las piñericosas, con esta decisión y con lo que ha expresado respecto de la dictadura sepulta éticamente a la derecha y se desmarca dando una señal de que no pertenece a esa subcultura.
Puede pasar a la historia con otro status y no con el que ridículamente se le atribuye actualmente. Se podrá especular acerca de las razones, pero no de las decisiones concretas que tomó respecto a los reos del penal Cordillera.
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