"No sin razón los profesores reclaman porque en la nueva ley de educación se ha abierto la posibilidad que otros profesionales no pedagogos hagan clases ¿Alguien aceptaría que profesionales no médicos le hagan una cirugía? " Así encabezaba una columna en el diario ciudadano El Morrocotudo, Rodolfo Schmal.
Esta es la demostración palmaria del desprecio implícito que hay en la sociedad hacia la profesión de profesor.
Hace bastante tiempo que yo salí de de la enseñanza media; estoy hablando desde mediados de los 70, y en ese entonces era frecuente que personas que no eran pedagogos ejercieran como profesores. Recuerdo que en física y matemáticas un ingeniero nos hizo clases, el hombre era "seco" en su especialidad, pero ni siquiera nos saludaba cuando llegaba a clases. También el que se quedaba atrás por dificultad de entender una materia, corría el riesgo de quedar en ridículo como tonto y sometido e un estrés que repercutía en la aversión que el alumno le podría tomar a una asignatura. Para los más talentosos no había problema, pero no así para los que tenían más dificultades o eran más lentos para aprender.
El profesional que no es pedagogo no tiene plena conciencia de lo que significa la labor de maestro, y en consecuencia puede caer en errores como el que constaté cuando fui alumno, o en otro caso se puede caer en la displicencia del profesional que no es pedagogo al enfrentar los procesos de aprendizajes de los alumnos.
Algunos podrán argumentar que sería muy motivante tener a insignes profesionales impartiendo clases- y es posible que lo hagan bien- en un liceo, pero eso pueden ser las excepciones o, posiblemente, sean los colegios particulares o particulares subvencionados los que recluten a esos profesionales de gran expertise en su especialidad pero sin formación pedagógica.
Si se acoge esta idea de aceptar a otros profesionales para que ejerzan la función de pedagogos, estarían demás las carreras de pedagogía. En consecuencia, por ejemplo, de las ingenierías se podría extraer profesionales para que oficien de profesor de matemáticas y así sucesivamente con otras carreras que tengan afinidad con otras asignaturas. Y en una de esas mejora esta naciente "industria" de la educación -que ya no ruboriza a nadie al ponerla en esta categoría mercantil- al reducir costos y aumentar la rentabilidad del rubro.
Esta idea también implica que la oferta disponible de profesionales para hacer clases aumente, lo que produciría competencia y eventualmente salarios más bajos en en gremio de los profesores.
El desprecio por la carrera de profesor también se expresa en la insistencia que se tuvo o tiene para implantar la llamada evaluación docente; este procedimiento, de la manera como se hace, sólo existe en Chile y en Cuba. En este país se entiende que sea así por su sistema económico centralizado, pero en Chile está movido por la creencia que los profesores son muy mediocres y esa sería la causa de los bajos índices que muestra la educación chilena.
El desprecio hacia los "profes" parte también del prejuicio inicial por los puntajes con que se ingresa a las pedagogías. Los que entran a ingeniería, medicina, derecho, obtienen puntajes más altos que los alumnos que entran a las pedagogías. Este factor influye en la creencia que los ingenieros, abogados, médicos, químicos, biólogos, serán mejores profesores que una persona que entró con un puntaje sólo para pedagogías.
Hasta hace poco hubo una ministra de educación que es profesora (Yasna Provoste), a la cual le escarbaron en sus puntajes de ingreso a la universidad y eso fue motivo de polémica pública, hasta el punto que la misma Provoste trató de decir que tuvo un puntaje más alto del que realmente sacó. ¿Por qué lo hizo? por el prejuicio que existe respecto de este tema.
Ahora hay una responsabilidad de las universidades para que los alumnos que ingresen a pedagogías puedan tener una formación adecuada para soslayar el déficit inicial del bajo puntaje. Este tema toma mucha importancia, pues se ha sabido que muchos egresados de pedagogías están saliendo con muchas falencias. Este fenómeno también se está denunciando con otras carreras, como por ejemplo , derecho. Y son las universidades privadas las que están dando evidencias de la deficiente formación de profesionales. Este puede ser un tema muy delicado porque estaría reafirmando que definitivamente el "negocio" se estableció en el sistema educativo chileno.
No soy profesor, pero tengo amigos y familiares que si lo son y empatizo con ellos. Tienen que defenderse por que los quieren "rajar".
Esta es la demostración palmaria del desprecio implícito que hay en la sociedad hacia la profesión de profesor.
Hace bastante tiempo que yo salí de de la enseñanza media; estoy hablando desde mediados de los 70, y en ese entonces era frecuente que personas que no eran pedagogos ejercieran como profesores. Recuerdo que en física y matemáticas un ingeniero nos hizo clases, el hombre era "seco" en su especialidad, pero ni siquiera nos saludaba cuando llegaba a clases. También el que se quedaba atrás por dificultad de entender una materia, corría el riesgo de quedar en ridículo como tonto y sometido e un estrés que repercutía en la aversión que el alumno le podría tomar a una asignatura. Para los más talentosos no había problema, pero no así para los que tenían más dificultades o eran más lentos para aprender.
El profesional que no es pedagogo no tiene plena conciencia de lo que significa la labor de maestro, y en consecuencia puede caer en errores como el que constaté cuando fui alumno, o en otro caso se puede caer en la displicencia del profesional que no es pedagogo al enfrentar los procesos de aprendizajes de los alumnos.
Algunos podrán argumentar que sería muy motivante tener a insignes profesionales impartiendo clases- y es posible que lo hagan bien- en un liceo, pero eso pueden ser las excepciones o, posiblemente, sean los colegios particulares o particulares subvencionados los que recluten a esos profesionales de gran expertise en su especialidad pero sin formación pedagógica.
Si se acoge esta idea de aceptar a otros profesionales para que ejerzan la función de pedagogos, estarían demás las carreras de pedagogía. En consecuencia, por ejemplo, de las ingenierías se podría extraer profesionales para que oficien de profesor de matemáticas y así sucesivamente con otras carreras que tengan afinidad con otras asignaturas. Y en una de esas mejora esta naciente "industria" de la educación -que ya no ruboriza a nadie al ponerla en esta categoría mercantil- al reducir costos y aumentar la rentabilidad del rubro.
Esta idea también implica que la oferta disponible de profesionales para hacer clases aumente, lo que produciría competencia y eventualmente salarios más bajos en en gremio de los profesores.
El desprecio por la carrera de profesor también se expresa en la insistencia que se tuvo o tiene para implantar la llamada evaluación docente; este procedimiento, de la manera como se hace, sólo existe en Chile y en Cuba. En este país se entiende que sea así por su sistema económico centralizado, pero en Chile está movido por la creencia que los profesores son muy mediocres y esa sería la causa de los bajos índices que muestra la educación chilena.
El desprecio hacia los "profes" parte también del prejuicio inicial por los puntajes con que se ingresa a las pedagogías. Los que entran a ingeniería, medicina, derecho, obtienen puntajes más altos que los alumnos que entran a las pedagogías. Este factor influye en la creencia que los ingenieros, abogados, médicos, químicos, biólogos, serán mejores profesores que una persona que entró con un puntaje sólo para pedagogías.
Hasta hace poco hubo una ministra de educación que es profesora (Yasna Provoste), a la cual le escarbaron en sus puntajes de ingreso a la universidad y eso fue motivo de polémica pública, hasta el punto que la misma Provoste trató de decir que tuvo un puntaje más alto del que realmente sacó. ¿Por qué lo hizo? por el prejuicio que existe respecto de este tema.
Ahora hay una responsabilidad de las universidades para que los alumnos que ingresen a pedagogías puedan tener una formación adecuada para soslayar el déficit inicial del bajo puntaje. Este tema toma mucha importancia, pues se ha sabido que muchos egresados de pedagogías están saliendo con muchas falencias. Este fenómeno también se está denunciando con otras carreras, como por ejemplo , derecho. Y son las universidades privadas las que están dando evidencias de la deficiente formación de profesionales. Este puede ser un tema muy delicado porque estaría reafirmando que definitivamente el "negocio" se estableció en el sistema educativo chileno.
No soy profesor, pero tengo amigos y familiares que si lo son y empatizo con ellos. Tienen que defenderse por que los quieren "rajar".
Comentarios