El programa de actualidad -principalmente política- que transmite Chilevisión los domingo en la noche, tras trece años de permanencia en el aire, últimamente ha ganado más sintonia, no sólo en el segmento ABC1 sino también en chilenos que desean estar más informados y no pertenecen a la elite.
En el último programa se trató el tema del matrimonio homosexual teniendo como invitado al escritor homosexual Pablo Simonetti. Éste aclaró de porqué para el mundo gay es importante una legislación respecto de un acuerdo de unión civil o matrimonio entre personas del mismo sexo.
Para los homosexuales una ley de matrimonio homosexual significaría un reconocimiento y legitimización del amor entre dos hombres o dos mujeres. También sería una instancia para fijar una normativa respecto del patrimonio y herencia de las parejas homosexuales, considerando el concepto de cónyuge que en nuestra legislación tiene mucha importancia, no sólo para el tema social de cargas familiares sino en una infinidad de tópicos en que se involucra al cónyuge.
El aparente más irreverente de los panelista -Fernando Villegas- pero, quizás, en el fondo el más conservador, era el que más sentía incomodidad para abordar el tema. Y no es que los demás integrantes del programa no lo estuvieran, era evidente que había nerviosismo (o incomodad como lo dijo Villegas) en todos. Incluso Fernando Paulsen, que señaló sin ningún empacho que aceptaba el matrimonio homosexual y el acceso a la adopción de éstos. Paulsen es uno de los chilenos que ha vivido fuera de Chile -en Estados Unidos- y, probablemente, su cosmovisión es más vanguardista al respecto.
Matías del Río, también declara que no rechaza una ley de matrimonio homosexual. Juan Carlos Eichholz, debido a su fuerte formación católica no podría aceptar el matrimonio homosexual, coincidiendo con Fernando Villegas, pero por razones diferentes, pues el sociólogo no es católico, sino que su rechazo vendría por un tema de formación cultural.
Muchos han atacado a Villegas a través de twitter (esta red social se ha convertido en una especie de cloaca: cualquiera escribe algo desparpajadamente) porque lo consideran homofóbico. No creo que lo sea, aunque manifiesta un cierto rechazo a todo lo que parezca gay. Y es comprensible en quienes tenemos más de cincuenta años, pues vivimos en otro contexto valórico-cultural, en el que el matrimonio homosexual era un tema tabú en los medios. Pero hoy día hay que reconocer que es una realidad social que necesita ser normada, pues el mundo gay expone de manera organizada sus demandas. Es decir, culturalmente han salido del clóset, y no sienten temor de presentarse como son.
Los homosexuales en Chile, a través de la historia, culturalmente han sido vejados. Incluso Carlos Ibáñez del Campo los persiguió.
La homosexualidad debe ser tan antigua como el hombre, porque si bien la mayoría de los seres humanos son heterosexuales, no significa que no existan o hayan existido personas con orientación sexual diferente. Tampoco creo que el fenómeno sea una consecuencia cultural, sino que la orientación sexual de alguien debe venir de la naturaleza misma de esa persona, por lo tanto en los seres humanos está la posibilidad de tener una orientación sexual diferente.
En la antigua Grecia la homosexualidad era practicada por la elite. Pero siempre y cuando el sujeto activo sea mayor o tenga un estatus superior al sujeto pasivo. Así los más viejos buscaban a los más jóvenes en sus prácticas homosexuales.O también podían ser esclavos los sujetos pasivos. De ser invertida esta situación, el de más estatus o mayor de mayor edad, podría verse denigrado en su condición. La homosexualidad entre personas de la misma edad era considerada ridícula. Se desprende que en la antigua Grecia se dio lo que hoy llamaríamos bisexualidad, y que esta condición sí sería una consecuencia cultural.
Alejandro el Grande fue un reconocido homosexual, no obstante tuvo como amante y esposa a una exótica mujer del oriente conquistado por el joven guerrero. A lo largo de la historia la plétora de personajes homosexuales es bastante extensa. En la literatura, aunque no se hace explícita su mención, a Aquiles se le insinúa una relación con Patroclo. A Hércules también se le infiere una condición homosexual.
Los chilenos aún somos muy conservadores y la mayoría está en contra del matrimonio homosexual. Los más jóvenes, los más progresistas, sectores de la izquierda (Arrate y ME-O en sus programas presidenciales respectivos, planteaban legizlar y aceptar el matrimonio entre personas del mismo sexo) están porque se reconozca y se legisle sobre la realidad social de la homosexualidad.
Mientras escribo este blogs me acuerdo de mi abuelo Amable que creía que los Beatles eran homosexuales -colepatos, mariquitas, patitas de chancho, como folklóricamente los denominaba mi abuelo-; ¿qué pensaría mi abuelo hoy día al ver tanta moda unisex, tantos hombres o mujeres besándose como amantes parejas, y tanta profusión en los medios y en la conversación cotidiana acerca del tema homosexual? Sin lugar a dudas que pensaría que estamos en Sodoma y Gomorra -en donde la homosexualidad se practicaba a destajo- o que para allá vamos. Y este es el temor de quienes se oponen al matrimonio homosexual. De que la sociedad se convierta en una nueva versión de Sodoma y Gomorra. El chileno común y corriente cree que se puede llegar a tal nivel de desorden sexual y la moralidad se vea totalmente trastocada. No creo que llegue as ocurrir eso. La homosexualidad per se no debería dañar los cimientos morales de una persona o de la sociedad, así como el matrimonio entre homosexuales no dañaría a familas con matrimonio heterosexuales. Y esto uno lo puede corroborar, pues todos hemos conocido o tenido amigos gay, y pueden ser estupendas personas y profesionales. En países como Noruega y Holanda, en que el matrimonio gay y la adopción de hijos han sido aceptados, las externalidades o consecuencias negativas en los hijos de padres homosexuales son las mismas, porcentualmente, que la de los hijos de padres heterosexuales.
Personalmente prefiero un matrimonio heterosexual; pero no me niego a que existe una realidad social de una minoría gay que -históricamente ha sido ridiculizada y vejada- hace sentir sus demandas y aspiración de reconocimiento de sus sentimientos y condición para ser jurídicamente normada.
En el último programa se trató el tema del matrimonio homosexual teniendo como invitado al escritor homosexual Pablo Simonetti. Éste aclaró de porqué para el mundo gay es importante una legislación respecto de un acuerdo de unión civil o matrimonio entre personas del mismo sexo.
Para los homosexuales una ley de matrimonio homosexual significaría un reconocimiento y legitimización del amor entre dos hombres o dos mujeres. También sería una instancia para fijar una normativa respecto del patrimonio y herencia de las parejas homosexuales, considerando el concepto de cónyuge que en nuestra legislación tiene mucha importancia, no sólo para el tema social de cargas familiares sino en una infinidad de tópicos en que se involucra al cónyuge.
El aparente más irreverente de los panelista -Fernando Villegas- pero, quizás, en el fondo el más conservador, era el que más sentía incomodidad para abordar el tema. Y no es que los demás integrantes del programa no lo estuvieran, era evidente que había nerviosismo (o incomodad como lo dijo Villegas) en todos. Incluso Fernando Paulsen, que señaló sin ningún empacho que aceptaba el matrimonio homosexual y el acceso a la adopción de éstos. Paulsen es uno de los chilenos que ha vivido fuera de Chile -en Estados Unidos- y, probablemente, su cosmovisión es más vanguardista al respecto.
Matías del Río, también declara que no rechaza una ley de matrimonio homosexual. Juan Carlos Eichholz, debido a su fuerte formación católica no podría aceptar el matrimonio homosexual, coincidiendo con Fernando Villegas, pero por razones diferentes, pues el sociólogo no es católico, sino que su rechazo vendría por un tema de formación cultural.
Muchos han atacado a Villegas a través de twitter (esta red social se ha convertido en una especie de cloaca: cualquiera escribe algo desparpajadamente) porque lo consideran homofóbico. No creo que lo sea, aunque manifiesta un cierto rechazo a todo lo que parezca gay. Y es comprensible en quienes tenemos más de cincuenta años, pues vivimos en otro contexto valórico-cultural, en el que el matrimonio homosexual era un tema tabú en los medios. Pero hoy día hay que reconocer que es una realidad social que necesita ser normada, pues el mundo gay expone de manera organizada sus demandas. Es decir, culturalmente han salido del clóset, y no sienten temor de presentarse como son.
Los homosexuales en Chile, a través de la historia, culturalmente han sido vejados. Incluso Carlos Ibáñez del Campo los persiguió.
La homosexualidad debe ser tan antigua como el hombre, porque si bien la mayoría de los seres humanos son heterosexuales, no significa que no existan o hayan existido personas con orientación sexual diferente. Tampoco creo que el fenómeno sea una consecuencia cultural, sino que la orientación sexual de alguien debe venir de la naturaleza misma de esa persona, por lo tanto en los seres humanos está la posibilidad de tener una orientación sexual diferente.
En la antigua Grecia la homosexualidad era practicada por la elite. Pero siempre y cuando el sujeto activo sea mayor o tenga un estatus superior al sujeto pasivo. Así los más viejos buscaban a los más jóvenes en sus prácticas homosexuales.O también podían ser esclavos los sujetos pasivos. De ser invertida esta situación, el de más estatus o mayor de mayor edad, podría verse denigrado en su condición. La homosexualidad entre personas de la misma edad era considerada ridícula. Se desprende que en la antigua Grecia se dio lo que hoy llamaríamos bisexualidad, y que esta condición sí sería una consecuencia cultural.
Alejandro el Grande fue un reconocido homosexual, no obstante tuvo como amante y esposa a una exótica mujer del oriente conquistado por el joven guerrero. A lo largo de la historia la plétora de personajes homosexuales es bastante extensa. En la literatura, aunque no se hace explícita su mención, a Aquiles se le insinúa una relación con Patroclo. A Hércules también se le infiere una condición homosexual.
Los chilenos aún somos muy conservadores y la mayoría está en contra del matrimonio homosexual. Los más jóvenes, los más progresistas, sectores de la izquierda (Arrate y ME-O en sus programas presidenciales respectivos, planteaban legizlar y aceptar el matrimonio entre personas del mismo sexo) están porque se reconozca y se legisle sobre la realidad social de la homosexualidad.
Mientras escribo este blogs me acuerdo de mi abuelo Amable que creía que los Beatles eran homosexuales -colepatos, mariquitas, patitas de chancho, como folklóricamente los denominaba mi abuelo-; ¿qué pensaría mi abuelo hoy día al ver tanta moda unisex, tantos hombres o mujeres besándose como amantes parejas, y tanta profusión en los medios y en la conversación cotidiana acerca del tema homosexual? Sin lugar a dudas que pensaría que estamos en Sodoma y Gomorra -en donde la homosexualidad se practicaba a destajo- o que para allá vamos. Y este es el temor de quienes se oponen al matrimonio homosexual. De que la sociedad se convierta en una nueva versión de Sodoma y Gomorra. El chileno común y corriente cree que se puede llegar a tal nivel de desorden sexual y la moralidad se vea totalmente trastocada. No creo que llegue as ocurrir eso. La homosexualidad per se no debería dañar los cimientos morales de una persona o de la sociedad, así como el matrimonio entre homosexuales no dañaría a familas con matrimonio heterosexuales. Y esto uno lo puede corroborar, pues todos hemos conocido o tenido amigos gay, y pueden ser estupendas personas y profesionales. En países como Noruega y Holanda, en que el matrimonio gay y la adopción de hijos han sido aceptados, las externalidades o consecuencias negativas en los hijos de padres homosexuales son las mismas, porcentualmente, que la de los hijos de padres heterosexuales.
Personalmente prefiero un matrimonio heterosexual; pero no me niego a que existe una realidad social de una minoría gay que -históricamente ha sido ridiculizada y vejada- hace sentir sus demandas y aspiración de reconocimiento de sus sentimientos y condición para ser jurídicamente normada.
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