La idea es reclutar sujetos "mas idóneos, moral e intelectualmente capacitados".
Es bastante extraña la situación, no por el fondo del documento -pues siempre se ha sabido que las FF.AA. y el chileno en general son muy discriminadores y clasistas-, sino por lo expuesto que el instructivo estuvo. Si sólo les faltó que fuesen a una notaría -como irónicamente muchas veces lo dice Fernando Villegas en situaciones parecidas a estas en que se requiere más cautela- para reglamentar los puntos del documento cuestionado.
Creo que la mayoría de los chilenos tácita o íntimamente -porque pocos hoy día dirían públicamente que están de acuerdo con el instructivo del ejército- aprueban las medidas discriminadoras que aparecen en el documento en cuestión.
En el caso de los gays, hay que decir -aunque algunos lo quieran negar porque subliman la masculinidad de los integrantes de las FF.AA.- que en el ejército siempre han ingresado homosexuales, incluso los deben haber también de alto grado jerárquico. Son homosexuales "amachados", con "cara de macho", que no tienen nada que ver con el estereotipo clásico que se les ha endilgado a los homosexuales, y que para el resto de los chilenos no habría un ápice de duda de su supuesta heterosexualidad, más aun si pertenecen a una institución de las FF.AA. Por lo demás, siempre se habla que hay un porcentaje -un poco difuso porque muchos permanecen en el clóset- de la población que no es heterosexual, y por extrapolación no es inverosimil la existencia de homosexuales en el ejército o en cualquier otra actividad.
Hoy día en Chile, en donde existe una ley antidiscriminación, el mismo ministro de defensa Andrés Allamand señaló que no se podía discriminar a una persona por su orientación sexual. La filtración del instructivo de contenido discriminatorio ha obligado al alto mando del ejército, el comandante en jefe de la institución, Juan Miguel Fuente-Alba, no sólo a desautorizar al oficial que firmó el documento, sino también pidió disculpas públicas por la polémica suscitada.
Ahora si vemos en la realidad cotidiana de las cosas, no creo que el homosexual afeminado, o ese que se caricaturiza frecuentemente, tenga alguna vocación para los menesteres militares. Por lo tanto, no veo que haya que escudriñar más en estos casos.
En relación no sólo a los Testigos de Jehová, sino también a otras religiones evangélicas, se produce una dicotomía, en que por un lado el ejército requiere de personas que estén dispuestas a aprender a usar armas y, por otro, esas personas por su formación cristiana consideran inmoral hacer uso de armas para matar a otro ser humano o hermano como comúnmente se expresan los evangélicos. También, en estas organizaciones cristianas, hay religiones que guardan el día sábado (Iglesia Adventista del Séptimo Día), por lo se se hace muy difícil conjugar la vida militar con la de su condición de adventistas.
Y en el caso de los pobres, que en realidad son discriminados en todos lados, llama la atención que ahora también en el ejército se llame a prescindir de ellos. Siempre ha sido frecuente que los más pobres muchas veces ven un camino laboral y de progreso al incorporarse a las filas de las FF.AA.; pero no sé en que situación estarían quedando ahora al establecerse una franca discriminación con ellos. Vale agregar, también, que los jóvenes de estratos socioeconómicos más bajos son los que en mayor cantidad ingresan cada año como reclutas para el cumplimiento del servicio militar.
Tengo la impresión que el ejército no quiere tener pobres en sus filas porque el proceso de instrucción se hace más difícil con ellos, pues, por tener menor bagaje cultural su aprendizaje se torna más complejo y difícil provocando retraso en la formación o no encontrando que estos jóvenes logren alcanzar los aprendizajes de la formación militar.
Y si van a discriminar a los jóvenes provenientes de los estratos socioeconómicos más bajos, ¿quiénes entonces van a ser reclutados?, porque en las clases sociales más altas se evita hacer el servicio militar.
Retomando lo señalado al principio, me resulta raro lo fácil que resultó enterarse del instructivo de la polémica, como que si hubiese sido a propósito para que todos tengan clarito y no quepa duda alguna que el ejército no quiere en sus filas a homosexuales, pobres, religiones evangélicas y personas con alguna vinculación a ideologías de izquierda.
También es difícil creer que un instructivo como éste no haya sido de conocimiento del alto mando de la institución, que si bien dio las disculpas públicas del caso y desautorizó al comandante en jefe de la I División de Ejército, Cristián Chateau, que había estampado la firma en el documento, queda que claro los resabios discriminadores del ejército
aún están presentes en la institución.
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