

Algunos han señalado que la derecha chilena tiene su contrapartida con el comunismo de Corea del Norte. Otros agregan: la derecha chilena sería un gran caldo de cultivo para el Tea Party de Estados Unidos. En Chile la derecha siempre ha sido ultra. Su expresión más arquetípica fue la dictadura.
La derecha en Chile tiene prontuario e históricamente ha estado ligada al poder económico que defienden desde sus dogmas e intereses; y es a través del lenguaje que tratan de alejarse de estas estigmas, para llegar a lo que denominó Longueira el centro social y popular. Aunque en sus contenidos dejan claramente establecidos su fidelidad al modelo y la condición de dignos herederos de Pinochet.


Solo una persona cínica podría decir que ese período no fue una dictadura, en circunstancias que existe consenso universal desde el sentido común, la literatura, la sociología, las ciencias políticas, la RAE... en señalar al régimen de Augusto Pinochet como una dictadura, en el sentido actual que tiene este concepto.
El primer debate, el de la Nueva Mayoría, tuvo diversidad y convergencia en sus cuatro candidatos (Michelle Bachelet, José Antonio Gómez, Andrés Velasco y Claudio Orrego). La diversidad se da en el plano valórico-cultural y en el socio-económico, pero en lo político-institucional las candidaturas coinciden en los contenidos de cambio institucional, ampliándose esta convergencia con las candidaturas alternativas y de otros partidos que no participan en las primarias del 30 de junio. La excepción a esta aspiración la constituyen los candidatos de la derecha: Andrés Allamand (RN) y Pablo Longueira (UDI), es decir, el sector que ha "trancado la pelota" estos últimos años en materia de democratización y beneficios para la mayoría de los chilenos en pos de tener una sociedad mas igualitaria.

En el segundo debate (12 puntos de rating), se enfrentó la derecha versus la derecha. No hubo diferencias a la hora de plantear sus propuestas que reflejaron una defensa del modelo político, económico y social fundado en dictadura y que la Concertación administró, reconociendo que hicieron reformas, pero el modelo en su fundamento aún sigue marcando la impronta dejada por Jaime Guzmán y los Chicago Boys.
Si bien Renovación Nacional, que tiene como abanderado a Allamad, en los discursos se había mostrado dispuesto a introducir cambios institucionales, sin embargo, a la hora decisiva de votar en el parlamento, lo ha hecho igual que la UDI. Y ahora, a juzgar por el último debate, quedó mas clara aún la postura de RN de ceñirse al patrón político y económico de la UDI. Incluso en el tema valórico, Allamand, no quiso diferenciarse mucho de Longueira, a pesar que el candidato RN antes de serlo hizo la propuesta de regular la vida en pareja de los homosexuales, lo que se denominó el AVC.
El modelo de libre mercado vigente, implantado constitucionalmente y con una ortodoxia única en el mundo, ha dado frutos en ciertos aspectos, pero hay que decir categóricamente que ha fracasado en forma lamentable en otros, como educación, salud, previsión, campo energético... No es casualidad las protestas de los estudiantes, ni las demandas ciudadanas que reflejan el grado de rechazo a las deficiencias del modelo que, en su momento, la Concertación no las denunció con más vigor, lo que le ha valido a la derecha para achacarle a los 20 años de gobierno concertacionista -incluso como eslogan electoral- las evidentes fallas del modelo neoliberal.
La derecha, hoy, reafirma, sin complejos su adherencia al modelo que tiene su génesis intelectual antes del gobierno de Eduardo Frei Montalva. En la década de los cincuenta, la Escuela de Economía de la Universidad Católica firmó un convenio con la Universidad de Chicago: "Fue clave una enseñanza con una fuerte creencia en la iniciativa creadora de los individuos como mecanismo de creación de riquezas, en la superioridad de los mercados competitivos como asignadores de los recursos escasos, en las ventajas del libre comercio internacional y lo imperfecto de la intervención estatal", así lo señalaba el insigne Chicago Boy -aunque formado en Harvard- José Piñera Echenique (gestor de las reformas laborales y previsionales bajo dictadura) en el libro El desafío neoliberal, el fin del tercermundismo en América Latina. Así los Chicago Boys aportaron la ideología y un programa de acción en la implantación capitalista mas extrema que jamás se había llevado a cabo en ningún lugar, parafraseando a la ensayista canadiense Naomi Klain (La doctrina del shock). Milton Friedman, premio nobel y gurú del neoliberalismo, influyó enormemente en el modelo chileno, pues se aplican sus fundamentos: privatización, desregulación y recorte del gasto social.
Desde que se impuso el modelo económico, desde los mediados de los 70, las autoridades, incluso las que después llegaron con los gobiernos de la Concertación, establecieron una barrera entre el ámbito económico y político. La representación política no pudo alterar las reglas básicas del entramado económico.
En 1980, bajo dictadura, fue impuesta una nueva Constitución, que con algunas modificaciones aún sigue vigente. De este modo se aseguró que el camino adoptado no fuese alterado, aunque viniere un gobierno de distinto signo. Uno de sus pilares es el rol subsidiario del Estado.
Un aspecto central del modelo económico neoliberal chileno no figura en forma explícita en la Constitución Política, sino que se deduce de varios alcances en distintos acápites. Por ejemplo, en el inciso tercero del artículo 1 se señala que "el Estado reconoce y ampara a los grupos intermedios a través de los cuales se organiza y estructura la sociedad y les garantiza la adecuada autonomía para cumplir sus propios fines". Y en el inciso primero del artículo 21, donde se explica en qué casos y con qué autorización el Estado puede ir más allá de ese rol: "El Estado y sus organismos podrán desarrollar actividades empresariales o participar en ellas solo si una ley de quórum calificado los autoriza. En tal caso, estas actividades estarán sometidas a la legislación aplicable a los particulares, sin perjuicio de las excepciones que por motivos justificados establezca la ley, la que deberá ser, asimismo, de quórum calificado".
Así el fisco queda relegado solo a regular, controlar y supervisar las potenciales inversiones de privados. El Estado se omitió, en la práctica, a través de la Constitución, de toda iniciativa productiva. Para la derecha chilena cualquier alteración del rol del Estado abriría las compuertas para que éste invada ámbitos destinados en exclusividad al capital privado. Las AFPs son un claro ejemplo de ello; pues están tranquilas y satisfechas, eternamente tienen ganancias (aunque los cotizantes tengan pérdidas), se ha impedido que un ente estatal ingrese en esa industria. Pero incluso entrando, sus actividades quedarían determinadas a las mismas reglas que los particulares que interactúan en el mercado. Por ejemplo el Bancoestado, Televisión nacional de Chile, que son públicas, tienen que autofinanciarse competitivamente como cualquier empresa privada. En la práctica se transforman en una empresa más del mercado.
En las próximas elecciones presidenciales de noviembre se enfrentarán dos visiones: por un lado La Nueva Mayoría, que quiere realizar cambios profundo al modelo especialmente en aspectos educativos, salud, previsión, tributarios, laborales, energéticos, medioambientales, político-constitucionales en sintonía con las demandas que aspiran los chilenos de tener mayor representatividad y una sociedad más igualitaria. Y por el otro, la derecha, en cambio, opta obstinadamente por reafirmar el modelo político, económico y social, para quedarse en el pasado, que, si bien en algunos aspectos ha traído beneficios, en otros, los chilenos vivencian un lamentable fracaso. La derecha sostiene que el modelo esta bien, pero hay que seguir mejorándolo. Su ortodoxia solo les permite regular mínimamente su entramado, al estilo como señaló Pablo Longueira de crear SERNAC en las áreas pertinentes. Era predecible el discurso de la derecha: todo está bien... solo hay que hacer ciertas mejoras.
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