A Piñera lo podría afectar en esta oportunidad en su popularidad en las encuestas la percepción de que está mintiendo con un brutal desparpajo, porque por sus potenciales sinvergüenzuras a lo largo de su vida política y empresarial, nunca ha tenido el rechazo de los chilenos
Han sido infinitos los casos en que el magnate chileno ha estado involucrado en hechos considerados potencialmente delitos, irregularidades, faltas, en que incluso ha sido sancionado por la justicia. Sin embargo, el empresario y político, no ha sido incidido, y se le considera que es incombustible, por su capacidad de zafar mediáticamente del repudio ético de los chilenos. Hoy lidera las encuestas, no obstante, sus polémicas acciones y decisiones, -que en caso de otros políticos las hubiesen tildados de sinvergüenzuras- no han afectado la disposición para una nueva candidatura presidencial.
Pero hay un factor que puede incidir en su carrera presidencial. Me refiero a que los chilenos le pueden aceptar que haga trampas o aproveche circunstancias para seguir aumentando su capital, porque, quizás, lo consideren parte de la habilidad de un empresario o porque todos los chilenos tenemos a un "Piñera" que llevamos dentro y en cierto modo nos identificamos con la sagacidad, astucia, "pillería", para aprovechar la oportunidad y obtener beneficios en una pasada; pero otra cosa es tener que escuchar torpes mentiras en relación al fideicomiso ciego
y a los paraísos fiscales, temas que han salido a flote al conocerse de las inversiones que hizo Bancard en el Perú -increíblemente en una pesquera peruana- cuando nuestro país litigaba una demanda en la Haya del vecino país, reclamando territorios marítimos a Chile. Todo este contexto es muy raro y han despertado sospechas, pero objetivamente el único aspecto que podría argumentarse que Piñera jugaba con cartas marcadas fue su insistencia de aceptar la propuesta peruana de las "cuerdas separadas", que consistía en encapsular el diferendo limítrofe en la Haya para seguir con una relación normal que beneficie no solo los negocios del entonces presidente Piñera, sino de todos los empresarios que quieran invertir en ambos países. Nunca se sabrá en qué grado influyó en los jueces de la Haya este aspecto fuera de lo juridiccional del conflicto en la pérdida de territorio marítimo ahora en manos de Perú, en que potencialmente la empresa pesquera peruana, donde Piñera tiene inversiones, podría incursionar también.
y a los paraísos fiscales, temas que han salido a flote al conocerse de las inversiones que hizo Bancard en el Perú -increíblemente en una pesquera peruana- cuando nuestro país litigaba una demanda en la Haya del vecino país, reclamando territorios marítimos a Chile. Todo este contexto es muy raro y han despertado sospechas, pero objetivamente el único aspecto que podría argumentarse que Piñera jugaba con cartas marcadas fue su insistencia de aceptar la propuesta peruana de las "cuerdas separadas", que consistía en encapsular el diferendo limítrofe en la Haya para seguir con una relación normal que beneficie no solo los negocios del entonces presidente Piñera, sino de todos los empresarios que quieran invertir en ambos países. Nunca se sabrá en qué grado influyó en los jueces de la Haya este aspecto fuera de lo juridiccional del conflicto en la pérdida de territorio marítimo ahora en manos de Perú, en que potencialmente la empresa pesquera peruana, donde Piñera tiene inversiones, podría incursionar también.
Los chilenos piensan que Piñera miente al señalar que no sabía lo que hacía Bancard. Los chilenos han visto cómo ha mentido Piñera en relación a los paraísos fiscales, en que por un lado en el discurso los rechaza, pero en la práctica hace lo contrario aprovechando los beneficios de estos paraísos para evadir o pagar menos impuestos.
Los chilenos le pueden tolerar una potencial sinvergüenzura, pero no van aceptar que mienta descaradamente, que es lo que se percibe, por lo menos esa es la verdad mediática y es la que en definitiva la opinión pública valida, aunque sea errónea.
Piñera podría haber zafado si hubiese reconocido que fue un error invertir en la pesquera peruana durante el litigio con Perú y de mismo modo haber reconocido que estaba al dedillo de todo lo que ocurría con sus empresas en materia de inversiones y evasión de impuestos. Pero el caso es que Piñera tiene un discurso políticamente correcto, en este sentido no tiene el estilo Trump, que es capaz de jactarse de sus habilidades para pagar menos impuestos y paradójicamente es lo que le ha dado credibilidad y llevado a ser el presidente electo de EEUU.
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