La RAE entre las varias acepciones que tiene para la palabra POLÍTICO, la que calza mejor para la que me quiero referir es la siguiente: Dicho de una persona: Que interviene en las cosas del gobierno y negocios del Estado.
En cuanto al concepto de OPINIÓN PÚBLICA es más complejo referirse a ella, pues lleva consigo mucha vaguedad y es difusa su definición exacta. Pero en todo caso no es el simple rumor de un hecho, sino que tiene algún asidero que se refuerza por la experiencia que un grupo, sociedad, comunidad constata en el devenir y actuar de los individuos. Así, por ejemplo, la gente se forma la opinión de que las personas adineradas no corren la misma suerte que un pobre cuando es enfrentado a la justicia. Hace un tiempo los chilenos pensábamos que no podíamos ganar la Copa Libertadores de América porque existía la "mafia" del atlántico que favorecía a los equipos rioplatenses.
Como el concepto es de mucha vaguedad, se recurre muy frecuentemente para reforzar algún tema en el que no se ha incurrido a una constatación científica de los hechos, sino que corresponde más a una percepción que a un hecho irrefutable de validez universal. Pero en todo caso para el pueblo, la gente, los ciudadanos, las personas o como se les quiera llamar a los grupos humanos, "la opinión pública" de un hecho o persona puede ser una verdad casi absoluta. Para los políticos esto en la actualidad es letal, porque la gente no discrimina en lo que puede ser un error o un hecho verdadero. Si un político es hombre recto, de nada servirá si la opinión pública dice lo contrario, porque en definitiva esta es la que sobresale como verdad popular. A muchos políticos le ha pesado esta injusta visión de las cosas. Los mismos políticos, también, han tenido responsabilidad en esta situación, especialmente los de la derecha que han "machacado" insistentemente en el tema de la corrupción, no porque de suyo sea grave, sino porque al denunciar al contrario le trae réditos políticos; pero guardan cómplice silencio cuando uno de su equipo está involucrado en un hecho de corrupción. Esta actitud con frecuencia se da en casi todo el espectro político, pero en la derecha se ha evidenciado un claro doble standard al respecto, como en el caso de los municipios cuestionados por corrupción. Ellos mismos -los políticos- han contribuido a su propia estereotipatización.
Los políticos a veces se alejan tanto del ciudadano que se vuelven completamente ajenos a lo que piensan los ciudadanos comunes y corrientes. Muchos de ellos creen que la opinión pública es sólo lo que publica la prensa; es parte, pero no es toda. Para cualquier hijo de vecino su opinión pública es lo que escucha principalmente de su entorno, así como el taxista de sus pasajeros, como el trabajador de lo que oye en su lugar de trabajo... etc. Y en estos contextos, sin lugar a dudas, hay errores, desinformación, prejuicios e ignorancia; pero por otro lado hay también sabiduría, pillería, racionalización de los hechos y la experiencia cotidiana de la gente.
En algunas oportunidades también se habla de la opinión pública especializada, que estaría conformada por personas de una innegable expertise en sus respectivas áreas. Allí están los académicos, cientistas políticos, sociólogos... en fin, puede ser infinita la variedad de temáticas en que también se alude a una opinión pública, pero en este caso especializada.
Los políticos más que nadie están en la mira pública. A priori, están considerados como sinvergüenzas, aunque sean personas que vienen de los mismos lugares que cualquiera de nosotros. No son entes que vengan de un lugar especial; han asistido a las mismas escuelas, los mismos lugares, los mismos valores inculcados, etc. Es decir, no son seres extraterrestres. Y como en todo, hay también de todo.
Por estos días se ha mencionado mucho a Jovino Novoa en la opinión pública a propósito de su elección como Presidente del Sanado. Si el Senador Novoa se le ocurre, en el futuro, postular a la presidencia de la república, está en su pleno derecho a hacerlo. Estamos en democracia y no se persigue ni asesina a los opositores, a diferencia del gobierno en que Jovino Novoa fue subsecretario. Ahora cómo llegó a la testera del senado, lo mismo, la votación le fue favorable -aunque con contubernios politiqueros de por medio- y nadie puede decir que por un hecho tramposo está ahí. Pero lo que no se puede tolerar es que ignore la masacre y el horror que sufrieron nuestros compatriotas a manos de un gobierno en que el senador fue un engranaje importante. Jamás ha mostrado empatía con los miles de chilenos que sufrieron la represión ni ha dicho nada respecto de las violaciones a los derechos humanos y a la práctica de la utilización del Estado para perseguir y asesinar chilenos en la dictadura. Es decir, hay un problema de fondo... las personas que participaron y apoyaron la dictadura deberían dar un paso al lado, a menos que públicamente reconozcan sinceramente del horror en que fueron partícipes
Respecto del caso Spiniak, si bien es cierto el Senador fue injustamente acusado, para la opinión pública en general, la idea en el imaginario popular es que Novoa zafó sólo por el dinero y su cercanía al poder. La gente sigue creyendo que Jovino Novoa tuvo participación en los delitos y degeneración del caso Spiniak. Y cuando se trata de los políticos y la opinión pública, da lo mismo que sea culpable o no, porque en el imaginario popular ya existe una sanción negativa que apunta a la participación del senador en ese hecho delictual. No debería ser así, pero en la realidad lo es. Y son los mismos políticos que han creado ese contexto monstruoso de verdad popular, que no reconoce fallos judiciales ni oficiales.
En cuanto al concepto de OPINIÓN PÚBLICA es más complejo referirse a ella, pues lleva consigo mucha vaguedad y es difusa su definición exacta. Pero en todo caso no es el simple rumor de un hecho, sino que tiene algún asidero que se refuerza por la experiencia que un grupo, sociedad, comunidad constata en el devenir y actuar de los individuos. Así, por ejemplo, la gente se forma la opinión de que las personas adineradas no corren la misma suerte que un pobre cuando es enfrentado a la justicia. Hace un tiempo los chilenos pensábamos que no podíamos ganar la Copa Libertadores de América porque existía la "mafia" del atlántico que favorecía a los equipos rioplatenses.
Como el concepto es de mucha vaguedad, se recurre muy frecuentemente para reforzar algún tema en el que no se ha incurrido a una constatación científica de los hechos, sino que corresponde más a una percepción que a un hecho irrefutable de validez universal. Pero en todo caso para el pueblo, la gente, los ciudadanos, las personas o como se les quiera llamar a los grupos humanos, "la opinión pública" de un hecho o persona puede ser una verdad casi absoluta. Para los políticos esto en la actualidad es letal, porque la gente no discrimina en lo que puede ser un error o un hecho verdadero. Si un político es hombre recto, de nada servirá si la opinión pública dice lo contrario, porque en definitiva esta es la que sobresale como verdad popular. A muchos políticos le ha pesado esta injusta visión de las cosas. Los mismos políticos, también, han tenido responsabilidad en esta situación, especialmente los de la derecha que han "machacado" insistentemente en el tema de la corrupción, no porque de suyo sea grave, sino porque al denunciar al contrario le trae réditos políticos; pero guardan cómplice silencio cuando uno de su equipo está involucrado en un hecho de corrupción. Esta actitud con frecuencia se da en casi todo el espectro político, pero en la derecha se ha evidenciado un claro doble standard al respecto, como en el caso de los municipios cuestionados por corrupción. Ellos mismos -los políticos- han contribuido a su propia estereotipatización.
Los políticos a veces se alejan tanto del ciudadano que se vuelven completamente ajenos a lo que piensan los ciudadanos comunes y corrientes. Muchos de ellos creen que la opinión pública es sólo lo que publica la prensa; es parte, pero no es toda. Para cualquier hijo de vecino su opinión pública es lo que escucha principalmente de su entorno, así como el taxista de sus pasajeros, como el trabajador de lo que oye en su lugar de trabajo... etc. Y en estos contextos, sin lugar a dudas, hay errores, desinformación, prejuicios e ignorancia; pero por otro lado hay también sabiduría, pillería, racionalización de los hechos y la experiencia cotidiana de la gente.
En algunas oportunidades también se habla de la opinión pública especializada, que estaría conformada por personas de una innegable expertise en sus respectivas áreas. Allí están los académicos, cientistas políticos, sociólogos... en fin, puede ser infinita la variedad de temáticas en que también se alude a una opinión pública, pero en este caso especializada.
Los políticos más que nadie están en la mira pública. A priori, están considerados como sinvergüenzas, aunque sean personas que vienen de los mismos lugares que cualquiera de nosotros. No son entes que vengan de un lugar especial; han asistido a las mismas escuelas, los mismos lugares, los mismos valores inculcados, etc. Es decir, no son seres extraterrestres. Y como en todo, hay también de todo.
Por estos días se ha mencionado mucho a Jovino Novoa en la opinión pública a propósito de su elección como Presidente del Sanado. Si el Senador Novoa se le ocurre, en el futuro, postular a la presidencia de la república, está en su pleno derecho a hacerlo. Estamos en democracia y no se persigue ni asesina a los opositores, a diferencia del gobierno en que Jovino Novoa fue subsecretario. Ahora cómo llegó a la testera del senado, lo mismo, la votación le fue favorable -aunque con contubernios politiqueros de por medio- y nadie puede decir que por un hecho tramposo está ahí. Pero lo que no se puede tolerar es que ignore la masacre y el horror que sufrieron nuestros compatriotas a manos de un gobierno en que el senador fue un engranaje importante. Jamás ha mostrado empatía con los miles de chilenos que sufrieron la represión ni ha dicho nada respecto de las violaciones a los derechos humanos y a la práctica de la utilización del Estado para perseguir y asesinar chilenos en la dictadura. Es decir, hay un problema de fondo... las personas que participaron y apoyaron la dictadura deberían dar un paso al lado, a menos que públicamente reconozcan sinceramente del horror en que fueron partícipes
Respecto del caso Spiniak, si bien es cierto el Senador fue injustamente acusado, para la opinión pública en general, la idea en el imaginario popular es que Novoa zafó sólo por el dinero y su cercanía al poder. La gente sigue creyendo que Jovino Novoa tuvo participación en los delitos y degeneración del caso Spiniak. Y cuando se trata de los políticos y la opinión pública, da lo mismo que sea culpable o no, porque en el imaginario popular ya existe una sanción negativa que apunta a la participación del senador en ese hecho delictual. No debería ser así, pero en la realidad lo es. Y son los mismos políticos que han creado ese contexto monstruoso de verdad popular, que no reconoce fallos judiciales ni oficiales.
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