Las propuestas del programa económico del diputado (PS) y candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami me han sorprendido un poco, porque aparentemente ha buscado -o le han aconsejado- alternativas que reafirman un cierto énfasis neoliberal en su contenido, en circunstancia que el llamado "díscolo" candidato proviene de un sector claramente de izquierda y su ascendencia es considerada la élite histórica de este segmento político.
Según lo planteado por el equipo económico asesor de Enríquez-Ominami, liderado por el economista Paul Fontaine, la propuesta apunta a la venta del 10% de importantes compañías estatales, entre ellas la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), BancoEstado; la Empresa Nacional de Minería (Enami); Correos de Chile; Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE); Televisión Nacional de Chile (TVN) y, eventualmente, la Corporación Nacional del Cobre (Codelco). El escenario de esta última sería "analizado con mayor detención" por el grupo de expertos, aunque se habla de una venta del 5% a privados.
Enríquez-Ominami justifica este audaz énfasis privatizador, sosteniendo que es necesario para promover en las empresas estatales una una mayor competitividad y fiscalización. Podría ser una alternativa de mejor gestión, pero se puede arriesgar una tentación privatizadora en algún momento que la circunstancias lo permitan.
Lo elogiable de Marco Enríquez-Ominami es que se atreve a formular un nuevo esquema tributario, tema sacrosanto y tabú para el establishment político-económico chileno. Este tema a la larga será imperativo si realmente se quiere alcanzar niveles óptimos en salud, educación, vivienda, transporte y todo lo que signifique para el ciudadano común mejorar los niveles de vida.
En lo tributario, Enríquez-Ominami propone lo siguiente:
Reforma Tributaria
Para esta área se consideran reducciones y alzas de impuestos.
Reducciones:
Ahora, se sabe que en Chile el impuesto a las empresas es de 17% (el más bajo del mundo); Marco lo propone subir a 30% y a la vez bajar el impuesto a las personas de 40% a 30%. El problema es que acá en Chile, teóricamente, las empresas pagan el 17% sobre las utilidades, pero ese 17 % sobre utilidades retiradas que pagan actualmente es sólo un anticipo, que luego es considerado como crédito por los propietarios en su liquidación de global compolementario.
Por eso muchos profesionales forman empresas ficticias con sus familias para pagar menos impuestos. Para las personas que reciben un sueldo adjunto a la liquidación mensual de remuneraciones, es posible que esta reforma que plantea MEO sea beneficiosa y más justa. En EEUU existe una clara diferenciación entre estos dos impuestos (a las empresas y a las personas); en Chile se arguye que no se le puede cobrar dos veces a las personas
.
Es probable que el diputado y candidato presidencial haya caído en la "trampa del centrista".
Para evitar la "trampa del centrista", el pensador estadounidense George Lakoff, cree fundamental no caer en la tentación de viajar al centro: "Muchos progresistas creen que deben «escorarse a la derecha» para conseguir más votos. En realidad es un error. Al acercarse a la derecha, los progresistas refuerzan los valores de la derecha y renuncian a los suyos; y, además, se alejan de sus bases".
Por si no quedara claro, Lakoff recuerda que los conservadores no lograron el éxito acercándose a la izquierda, "tuvieron éxito activando la cosmovisión conservadora". George Lakoff hace esta reflexión al constatar los triunfos electorales en Estados Unidos de Reagan y los Bush, hombres del derechista y conservador partido republicano.
Entre los progresistas, continúa Lakoff, impera el racionalismo, la creencia de que "la gente vota en función de los programas electorales y de las propuestas específicas de los candidatos". Pero es otra trampa, porque los electores toman su decisión basándose "en los valores, la capacidad de transmitir, la autenticidad y la confianza" que les ofrezcan los candidatos. Frente al credo racionalista hay que primar, por tanto, las cuestiones simbólicas, morales y emocionales.
En cuanto a la "trampa reactiva", Lakoff sostiene que se produce porque los progresistas han dejado que "en casi todos los temas los conservadores definan el marco del debate [...] Los progresistas necesitamos un conjunto de políticas proactivas y de técnicas de comunicación para transmitir nuestros propios valores según nuestros propios términos".
La necesidad de enmarcar los debates es una de las obsesiones de Lakoff; una obsesión comprensible porque no es lo mismo, por ejemplo, hablar de la invasión de Irak como una "guerra contra el terrorismo" o como una "ocupación" de un país. En el debate de la tributación, el concepto de los impuestos que pagan los contribuyentes hay que "enmarcarlos" -para usar el lenguaje de Lakoff- no como un gasto que se pierde definitivamente, sino como un costo que influirá en beneficios presentes y futuros para todos los contribuyentes en general. Es como la cuota que paga el socio de un club para disfrutar de beneficios; en este caso el "club" es el país.
A enmarcar diversos temas de máxima actualidad dedica parte de su tesis este pensador norteamericano, que bien vale leerlo.
Espero que MEO no haya caído en la trampa del centrista y la desorientación.
Según lo planteado por el equipo económico asesor de Enríquez-Ominami, liderado por el economista Paul Fontaine, la propuesta apunta a la venta del 10% de importantes compañías estatales, entre ellas la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), BancoEstado; la Empresa Nacional de Minería (Enami); Correos de Chile; Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE); Televisión Nacional de Chile (TVN) y, eventualmente, la Corporación Nacional del Cobre (Codelco). El escenario de esta última sería "analizado con mayor detención" por el grupo de expertos, aunque se habla de una venta del 5% a privados.
Enríquez-Ominami justifica este audaz énfasis privatizador, sosteniendo que es necesario para promover en las empresas estatales una una mayor competitividad y fiscalización. Podría ser una alternativa de mejor gestión, pero se puede arriesgar una tentación privatizadora en algún momento que la circunstancias lo permitan.
Lo elogiable de Marco Enríquez-Ominami es que se atreve a formular un nuevo esquema tributario, tema sacrosanto y tabú para el establishment político-económico chileno. Este tema a la larga será imperativo si realmente se quiere alcanzar niveles óptimos en salud, educación, vivienda, transporte y todo lo que signifique para el ciudadano común mejorar los niveles de vida.
En lo tributario, Enríquez-Ominami propone lo siguiente:
Reforma Tributaria
Para esta área se consideran reducciones y alzas de impuestos.
Reducciones:
- Reducción del impuesto máximo a la renta de las personas, desde 40% a 30%.
- Eliminación permanente del Impuesto de Timbre y Estampillas
- Reducción del impuesto a la bencina en 0,5 UTM por m3
- Eliminación del IVA para libros y artes escénicas
- Reducción de aranceles a la mitad de 6% a 3% (escalonada 1% por año)
- Cambios en la estructura del permiso de circulación (50% según tasación fiscal y 50% proporcional a emisión de material particulado)
- Aumento de impuestos a las empresas a 30% (17% sobre utilidades devengadas y 13% sobre utilidades distribuidas)
- Eliminar exenciones tributarias en DFL2 salvo para vivienda familiar-, las demás pagan contribuciones, impuesto a la renta e impuesto a la herencia
- Exenciones de impuestos sobre reinversión de utilidades no habituales sólo para reinversión en activos fijos
- Homologar tratamiento de sociedades limitadas y sociedades de profesionales a las sociedades anónimas.
- Limitar los depósitos convenidos y aportes voluntarios en AFP con rebaja tributaria a 600 UF al año en conjunto
- Aumento del impuesto a los alcoholes en 10 puntos porcentuales
- Aumento del impuesto al tabaco desde 50% a 66% sobre precio de venta
- Repatriación de recursos en el exterior (permitir ingreso por única vez de 3% de recursos no tributados en Chile)
- Royalty a la minería: acortar tramos de aplicación sobre toneladas anuales subiendo tope de 5% a 8%.
Ahora, se sabe que en Chile el impuesto a las empresas es de 17% (el más bajo del mundo); Marco lo propone subir a 30% y a la vez bajar el impuesto a las personas de 40% a 30%. El problema es que acá en Chile, teóricamente, las empresas pagan el 17% sobre las utilidades, pero ese 17 % sobre utilidades retiradas que pagan actualmente es sólo un anticipo, que luego es considerado como crédito por los propietarios en su liquidación de global compolementario.
Por eso muchos profesionales forman empresas ficticias con sus familias para pagar menos impuestos. Para las personas que reciben un sueldo adjunto a la liquidación mensual de remuneraciones, es posible que esta reforma que plantea MEO sea beneficiosa y más justa. En EEUU existe una clara diferenciación entre estos dos impuestos (a las empresas y a las personas); en Chile se arguye que no se le puede cobrar dos veces a las personas
.
Es probable que el diputado y candidato presidencial haya caído en la "trampa del centrista".
Para evitar la "trampa del centrista", el pensador estadounidense George Lakoff, cree fundamental no caer en la tentación de viajar al centro: "Muchos progresistas creen que deben «escorarse a la derecha» para conseguir más votos. En realidad es un error. Al acercarse a la derecha, los progresistas refuerzan los valores de la derecha y renuncian a los suyos; y, además, se alejan de sus bases".
Por si no quedara claro, Lakoff recuerda que los conservadores no lograron el éxito acercándose a la izquierda, "tuvieron éxito activando la cosmovisión conservadora". George Lakoff hace esta reflexión al constatar los triunfos electorales en Estados Unidos de Reagan y los Bush, hombres del derechista y conservador partido republicano.
Entre los progresistas, continúa Lakoff, impera el racionalismo, la creencia de que "la gente vota en función de los programas electorales y de las propuestas específicas de los candidatos". Pero es otra trampa, porque los electores toman su decisión basándose "en los valores, la capacidad de transmitir, la autenticidad y la confianza" que les ofrezcan los candidatos. Frente al credo racionalista hay que primar, por tanto, las cuestiones simbólicas, morales y emocionales.
En cuanto a la "trampa reactiva", Lakoff sostiene que se produce porque los progresistas han dejado que "en casi todos los temas los conservadores definan el marco del debate [...] Los progresistas necesitamos un conjunto de políticas proactivas y de técnicas de comunicación para transmitir nuestros propios valores según nuestros propios términos".
La necesidad de enmarcar los debates es una de las obsesiones de Lakoff; una obsesión comprensible porque no es lo mismo, por ejemplo, hablar de la invasión de Irak como una "guerra contra el terrorismo" o como una "ocupación" de un país. En el debate de la tributación, el concepto de los impuestos que pagan los contribuyentes hay que "enmarcarlos" -para usar el lenguaje de Lakoff- no como un gasto que se pierde definitivamente, sino como un costo que influirá en beneficios presentes y futuros para todos los contribuyentes en general. Es como la cuota que paga el socio de un club para disfrutar de beneficios; en este caso el "club" es el país.
A enmarcar diversos temas de máxima actualidad dedica parte de su tesis este pensador norteamericano, que bien vale leerlo.
Espero que MEO no haya caído en la trampa del centrista y la desorientación.
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