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¿El 18, o, El 12?


El 18 de septiembre de 1810, o, el 12 de febrero de 1818, en realidad, actualmente para los chilenos no ofrece ningún dilema. Está enmarcado en el imaginario y alma nacional que la fiesta patria de la independencia se celebra en el mes que comienza la primavera. Es más, estamos ad portas de conmemorar el bicentenario de la independencia de nuestro país, cuya celebración se ha establecido desde el 18 de septiembre de 2009 hasta el 2010, en que por convención estaremos celebrando 200 años de vida independiente como país.

Pero no siempre existió plena claridad respecto de la conmemoración de esta "fiesta patria". La historiadora Paulina Peralta en su libro titulado "¡Chile tiene Fiesta!" habla sobre la creación y legitimación de las fiestas patrias entre 1810 y 1837, desde una perspectiva oficial, formal y política.

Lo que ocurre el 18 de septiembre de 1810 es la creación de la primera Junta Nacional Gobierno que no tuvo el sentido radical de emanciparse de la corona española. La elite que conformó esta junta no tenían un ánimo independentista, sino era un estado circunstancial por los problemas que tenía el rey de España en ese entonces. Es decir, el 18 de septiembre de 1810 fue una ceremonia con muchos rasgos monárquicos, tales como la apelación a las Siete Partidas para formar una Junta de Gobierno, así como también por el juramento de fidelidad al rey cautivo, Fernando VII. Poco a poco la situación desembocó en la formación de nuevas organizaciones políticas, como el primer Congreso Nacional de 1811, los símbolos de la patria (banderas y escudos, que experimentaron diversas modificaciones) y ciertas instituciones que marcarían la cultura de Chile, como la Biblioteca Nacional y el Instituto Nacional.

Se puede decir que el 18 de septiembre es el inicio de un proceso -que no tenía implícito un tinte netamente independentista- que llevó finalmente a la proclamación de la independencia el 12 de febrero de 1818 en conmemoración a la batalla de Chacabuco ocurrida un año antes. Otra fecha que también está inserta en este proceso es la que corresponde al 5 de abril y que marca la emancipación definitiva de la corona española. Éstos son expulsados hacia el sur del valle central.

En el contexto histórico desde 1810 a 1837, el 18 de septiembre, el 12 de febrero y el 5 de abril se sitúan como fiestas cívicas en Chile.

El 18 constituye la regeneración política; el 12 la declaración de la independencia por parte de Bernardo O´higgins y el 5 la batalla de Maipú que consolida emancipación al expulsar a los españoles hacia el sur del país.

Estas fiestas cívicas eran deber de los gobiernos municipales promocionarlas y financiarlas. El financiamiento muy local (aunque numéricamente no menor) de una celebración popular con fuerte carácter doctrinal, de sumo interés para la cohesión de los habitantes, definió la selección de una fecha que actuara como símbolo para todo el país. Hacia 1810 se estimaba la población chilena en un millón de almas.

Sostener tres fiestas cívicas en el año resultaba muy oneroso, por lo que la historiadora Paulina Peralta supone que hubo razones fundamentalmente económicas las que motivaron al gobierno de José Joaquín Prieto y a su ministro Diego Portales, 1837, a instaurar la celebración de un solo día el año que conmemora, de manera concertada y única, la desvinculación como colonia de la madre patria hispana.

La designación del 18 como "la fiesta patria" se debe también, probablemente, a que esta fecha es más antigua, lo que por lo tanto reafirma y valida con mayor vigor el sentido de independencia de nuestro país frente al contexto internacional de la época.

La fecha del 12 de febrero se consideró que no era la más adecuada, porque las familias en esa época estival regresaban a sus haciendas, en especial los encargados de organizar las festividades. No es tan diferente a lo que ocurre en la actualidad, pues en nuestro país pareciera que el año comienza en el mes de marzo, y no en enero, ya que mayoritariamente los chilenos en esa época veraniega se van de vacaciones. También está el tema de la cuaresma, lo que implicaba que la fecha -12 de febrero- no siempre iba a ser la misma.

Hay una teoría del historiador Alfredo Jocelyn-Holt, que afirma que la decisión de decretar por parte de Portales el 18 como preferentemente la gran fiesta de la chilenidad, radica en el deseo del ministro de no asociar a O´higgins a ese hito, pues éste había proclamado la independencia el 12 de febrero de 1818.

La historiadora Peralta señala que el 18 se analiza como una "manifestación festiva, que se fue convirtiendo en un instrumento del poder dirigente capaz de hacer nación "desde arriba", así como un espacio privilegiado para que la sociedad en su conjunto experimenten la idea de ser nación".

En síntesis, hasta 1837 se celebraban tres fiestas cívicas -con este nombre se les conocía- en el año, que expresaban el mismo deseo de nación y chilenidad.

José Miguel Carrera el 18 de septiembre de 1812 organiza una fiesta de disfraces en el palacio de La Moneda. Las clases populares celebraban también en las "chinganas" o "ramadas", en las que el baile, la comida y "el trago" eran muy copiosos. Hubo períodos en que el aporte popular de la cueca y las ramadas se trataron de prohibir por lo pecaminoso del baile y las borracheras que implicaban las fiestas al interior de las ramadas.

Portales, con mucho pragmatismo, se dio cuenta que las manifestaciones festivas y populares servían al propósito patrio. Y como lo sostiene María Eugenia Albornoz Vásquez: "...es claro que el desarrollo de esta fiesta y los símbolos que se le han ido anexando han contribuido de manera sustancial a la cohesión de la llamada chilenidad. Las dos instancias de adoctrinamiento popular se cumplen: se trata de “exaltar divirtiendo” y “educar deleitando” (...) a un pueblo ignorante que sin embargo es necesario que ame a su patria y que esté dispuesto, mediante ese cariño inculcado, a dar la vida por ella si es necesario. La reunión del deber y del compromiso, tamizado por los sentimientos amorosos hacia una entidad física y geográfica, se logra mediante la utilización estudiada de las celebraciones, la alegría, los juegos, los desfiles, la ceremonia, los discursos, las bebidas alcohólicas regaladas y luego vendidas a precios cada vez más altos, los fuegos artificiales (o juegos de luces) y una serie de otros dispositivos que contribuyen a “hacer sentir” a los hombres y mujeres que asisten, que se admiran y que festejan reunidos, que son parte de una gran familia que celebra el terruño".

Mientras escribo estas líneas junto a una deliciosa empanada y el infaltable vaso de chicha me inspira el deseo de gritar ¡viva Chile mierda...! y no por miheeeer...mosa patria, como lo decía un viejo disco que tenía mi papá y que lo recitaba el actor Roberto Parada en alusión a nuestra patria.

¡Felices fiestas patrias!...

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