
La derecha y sus acólitos, seguramente van a entrar en una nueva etapa electoral: destruir, ahora, a MEO, ya que éste se está transformando en un potencial ganador de las elecciones del 13 de diciembre.
Es necesario aclarar que el único candidato que no es progresista, es el abanderado de la derecha, el magnate criollo Sebastián Piñera. Los demás en diverso grado tienen una visión progresista, una identidad político-cultural en común.
Está escrito que MEO y los progresistas de todos lados en algún momento tendrán que converger para imponerse al individualismo agresivo de la derecha, a su característico conservadurismo y defensa a ultranza que hacen del mercado, la desregulación, protección del gran empresariado, menos impuestos a los ricos, menos estado, impedir reformas laborales y tributarias, mercantilizar mas la educación y salud, el rechazo a normar las uniones de hecho de hetero y homosexuales, no a la píldora del día después… etc.
Por lo tanto, MEO no es un tránsfuga que se ha dado una vuelta de carnero y se ha ido a defender al equipo contrario, no, sino él mantiene una postura, una visión que va más allá de si está o no está en la Concertación y que su propuesta renovadora no choca con sus valores ni con el de las bases de la Concertación y el progresismo. El problema es con algunos dirigentes de la Concertación, es más una cuestión personal que de fondo.
En todo caso hay que tener claro que por el único que no se puede votar es por el candidato de la derecha, que en Chile este sector siempre es ultra y tiene prontuario.
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