Ahora, la vertiente "picante", "rasca", arribista e inculta de la derecha, que no tiene una clara identidad político-cultural, que se asumen de derecha para sentirse en parte que son de la plaza italia para arriba, que lo único que sabe repetir es que en la Concertación son todos unos ladrones e incapaces... posiblemente le dé el voto a Piñera, aunque ni siquiera sepan que tipo de gobierno buscan y que modelo de sociedad desean.
La Concertación ha gobernado por 20 años, es decir, recae en ellos todas las fallas del modelo económico imperante, y en consecuencia lo que hace la derecha es capitalizar el descontento de una ciudadanía confundida, despolitizada, traduciendo esta situación en potenciales votos a su favor. No se descarta, por cierto, malas prácticas no sólo en la Concertación, sino también en la derecha. Por ejemplo los gobiernos municipales administrados por políticos de derecha.
Aunque es un claro contrasentido, la UDI ha penetrado fuertemente en el mundo popular, desplazando incluso en algunas lugares a la izquierda que representa, verdaderamente, una identidad con el mundo popular. El dinero que ha invertido la derecha, en particular la UDI, para acercarse al mundo popular es inconmensurable, especialmente cuando se han desarrollado campañas electorales. También fue el único partido que en dictadura logró crecer, pues los demócratas y progresistas eran perseguidos y asesinados.
La UDI actualmente es el partido opositor más grande de Chile; pero esta condición ha sido fruto de una inversión millonaria en el tiempo. Si bien, sus principales dirigentes son personas de situación económica acomodada, están lejos de ser los empresarios millonarios que, tras bambalinas, han financiado fuertemente a este partido. Pablo Longueira -uno de sus principales "coroneles"- ha tratado de que las grandes fortunas que están detrás de la UDI, no sean las caras visibles del partido, porque su objetivo (llegar a los más pobres) se anularía por no existir una real identificación entre las clases populares y los millonarios financistas de la UDI.
No es descabellado decir que la derecha representa a los ABC1, a los ricos, al conservadurismo que quiere profundizar el modelo imponiendo su individualismo agresivo que no es eficiente en términos de justicia social e igualdad de oportunidades; es un hecho sociológico. Ahora, no es que las personas que votan derecha, per se, sean las "malas de la película", sino que el modelo al que adscriben a ultranza les impide tomar políticas socialmente más justas.
¿Por quién creen ustedes que van a votar los satisfechos propietarios de las AFPs y las Isapres, los coludidos de las grandes cadenas de farmacias, los de las empresas del retail que expolian a sus trabajadores, los dueños de bancos e instituciones financieras que esquilman cotidianamente a los chilenos, los dueños del duopolio periodistico que controlan los medios de comunicación? Van a votar por el candidato de la derecha, encarnado en esta oportunidad en el magnate criollo Sebastián Piñera, porque necesitan reafirmar el modelo que les beneficia.
La izquierda históricamente siempre ha representado a las clases más pobres; los líderes sindicales, poblacionales, vienen de la izquierda. En el pasado este sector se preocupó que el pueblo se instruyera y en forma didáctica le exponían a las clases populares la visión de la sociedad que anhelaban. En ese contexto el pueblo leía y comenzaba a percatarse de los abusos e injusticias de los integrantes de las estructuras de poder en Chile. Así fue como en un hecho histórico e inédito en el mundo, los trabajadores y el pueblo llegaron al poder a través del voto en las urnas, eligiendo al socialista Salvador Allende como presidente de Chile en 1970.
En nuestro país ser de derecha es sinónimo de "momio"; en esto no hay discusión, es un esteriotipo político-cultural de la derecha conservadora que por convención todos lo reconocen. Los "momios" son los conservadores, los que no quieren un cambio de verdad y buscan tan sólo la alternancia en el poder político, los que siempre han querido mantener el statu quo de los privilegios, de la dominación, del poder en todas sus esferas, y, en un tiempo quisieron mantener esa condición -con sangre y fuego- cuando sus bolsillos, poder e intereses se vieron amenazados por advenedizos -el pueblo, los trabajadores y progresistas- que deseaban, y desean, un cambio del statu quo vigente que genere más equidad en los chilenos. Desde que hay sufragio con carnet de identidad, este ha sido un arma que los ciudadanos tienen para enfrentar a la derecha; lamentablemente, hoy, la inscripción en los registros electorales es muy baja. Y saben ustedes quiénes son los que mayoritariamente se inscriben ahora, son los abc1, dehesa, lo barnechea... barrio alto, es decir, segmentos ciudadanos más proclive a la derecha. Las estadísticas al respecto así lo dicen.
El despliegue publicitario de la derecha de anunciar que se van a "preocupar de los pobres" no es más que una estrategia electoral, pues su filosofía neoliberal es contradictoria con la protección social que comunicacionalmente intentan enmarcar en el imaginario de los chilenos como uno de sus fundamentales propósitos.
La filosofía fundamental de la derecha no es la protección social de los pobres, sino su énfasis está en la des-regulación, en la privatización y mercantilización de todas las áreas de la sociedad. Estas temáticas hoy día la derecha las oculta, incluso Piñera se ha asomado como "un progresista que va a continuar con las políticas de Bachelet". Ellos repiten hasta el hastío que la corrupción... delincuencia... la gestión, pero no mecionan a los votantes su esencia en materia política y económica.
Díganme ustedes qué dirigente sindical pertenece a un partido de derecha (deben haber muy raras excepciones). Este sector político jamás en la historia ha propiciado leyes en favor de los trabajadores -Piñera cuando fue senador se opuso radicalmente a legislar en favor de leyes laborales-, jamás han tenido iniciativas para desarrollar el movimiento sindical, no son los que promueven leyes de protección social, en cambio, sí defienden ilimitadamente al gran empresariado. Cuando fueron gobierno, en dictadura, no sólo persiguieron el movimiento sindical, sino que el brazo criminal de la dictadura decidió que había que eliminarlos.
La Concertación es la coalición de gobierno que más progreso le ha dado a Chile en toda su historia. Nunca hubo más crecimiento en Chile que en los últimos 20 años. Las estadísticas hablan.
Algunos piensan que los gobiernos de la Concertación estuvieron frenados; y es efectivo, la coalición debió ser más progresista. La presencia elementos conservadores han sido un freno para reformas tributarias, educacionales y laborales. No se denunciaron claramente las fallas del modelo y no se hicieron los cambios que los chilenos piden. Y muchos en la Concertación se acomodaron y se subieron a la ola del modelo. De ahí también el surgimiento de MEO y su ácida crítica a la Concertación.
La derecha en nuestro país representa los intereses del gran empresariado. Ese es un hecho sociológico y empírico. A algunos no les gusta que se diga esta realidad, pero es un hecho de la causa. Históricamente ha sido así. El gran empresariado comandado por Eliodoro Matte -de la CEP- hizo las pases con Piñera y lo aprobó como el candidato de la derecha en esta elección. Además es uno de sus pares.
Como ya lo he dicho, las personas que votan derecha no son malas per se, sino que la filisofía neoliberal que siguen les obliga a tomar decisiones cuyo efecto no tienen el máximo beneficio para el mayor número de personas y generan desigualdad. Hay gente en la derecha con mucho potencial progresista que está en la coalición equivocada.
Ahora, tampoco una persona por tener dinero, tener buena educación y vivir en un barrio acomodado va a dejar de ser progresista. El caso de MEO, Max Marambio y mucha gente de izquierda tienen posiciones socioeconómicas acomodadas y adscriben a una izquierda progresista. En Hollywood la mayoría de los actores y directores de cine -todos millonarios- se identifican con visiones progresista de la sociedad y por eso apoyaron a Barack Obama y rechazaron los gobiernos conservadores y derechistas de los Bush. No sólo se es progresista por las “ideas”, y ni siquiera por las “actitudes” que esto entraña. El progresista lo es por sus principios, por sus valores, por sus convicciones frente a la vida, que se inscriben en sus marcos profundos y luego se manifiestan en otros marcos intermedios o más de superficie: es progresista estar contra la pena de muerte, luchar por el derecho de todos -especialmente los más débiles- a la salud, a la educación, al trabajo, a la vivienda, a una vida digna… lo es trabajar por la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, por un mundo más libre, más justo e igualitario, más fraternal y solidario, en el que no sea la violencia la que prevalezca y en el que seamos respetuosos con el medio ambiente… Lo es estar en contra de la xenofobia, de la homofobia, del racismo, de la misoginia, del machismo… Lo es trabajar por una sociedad laica en la que cada cual tenga absoluta libertad para articular sus creencias íntimas.
Tal vez, los peores enemigos de los auténticos progresistas sean los muchos corruptos y sinvergüenzas que se amparan en partidos, proyectos o colectivos verdaderamente preocupados por los principios arriba esbozados, pero que sólo pretenden tener más poder, más dinero, más influencias, a veces a costa y en contra de aquellos a los que dicen defender. Es el colmo del cinismo, pero moneda corriente en nuestros días. Esto ha contribuido al desprestigio de los políticos en general, porque esto sí que es democrático: corruptos los podemos encontrar en cualquier lado.
Los pregresistas en Chile necesitan mucho poder y unión para transformar esta sociedad, porque la derecha conservadora no sólo posee el poder del dinero, de los medios, sino también tiene el poder de vetar en el congreso -por efecto del sistema binominal y el quórum altísimo de 4/7- leyes en favor del máximo beneficio para el mayor número de personas.
Para el 17 de enero se necesita la unión de los progresistas de todos lados, de todos los colores, para impedir la llegada de la prepotencia del dinero a La Moneda.
Mirados los dos bloques políticos: demócratas y progresista v/s derecha; los dos candidatos: Frei y Piñera. Según sus pasados, presente, sus historias, sus desempeños en la vida pública y privada, lo que proyectan al futuro, ¿quén da más confianza?, ¿en quién confiarían ustedes? No es ni más ni menos que el principal cargo político del país
No hay que tener pereza y preguntarse ¿en quién confiaría para presidente de la república? o dicho de otro modo: ¿dejarían al gato cuidando la carnicería?, ¿quién es el que frecuentemente hace pillerías?
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