La reciente elección de presidente de la ANFP ha levantado bastante polvareda, porque ha despertado las sospechas de un hecho sucio que deja una estela putrefacta que ha trascendido hacia otras latitudes. La situación es profunda y grave, pues se trata que en esta elección hubo una intervención directa del gobierno, específicamente del presidente Sebastián Piñera, según las pruebas y testimonios de quienes escucharon los insistentes llamados del presidente a Antonio Bloise para no solo promocionar y presentar una opción contraria a la candidatura de Harold Mayne-Nicholls, sino varias que permitan sacar del camino a como dé lugar Mayne-Nicholls y también al querido técnico de la selección, Marcelo Bielsa.
¿Por qué?, porque la visión del mundo, de la vida, del fútbol que tienen Bielsa y Mayne-Nocholls difiere sustancialmente de la visión del presidente Piñera, de Jorge Segovia, de los integrantes de las estructuras de poder que en su actuar se alejan de la solidaridad, del romanticismo, de la lealtad, de la transparencia, la honestidad... como quedó demostrado en la conferencia de prensa que dio Marcelo Bielsa y que palmariamente explicó de por qué le era imposible trabajar con el señor Segovia.
La intervención del gobierno puede ser verdadera o falsa, pero en términos mediáticos o de opinión publica da lo mismo, pues el ciudadano de a pie común y corriente ha tomado una definición que coincide con las pruebas testimoniales que acusan una intervención; no obstante la irrupción de periodistas, columnistas y locutores genuflexos con el poder o que simpatizan con quienes administran ese poder y que servilmente se prestaron para desacreditar a Bielsa una vez finalizado el mundial de Sudáfrica y ahora criticar pensamientos expresados en la larga conferencia que ofreció a los medios de comunicación.
Piñera, Cecilia Morel, la ministra vocera de gobierno Ena Von Baer, parlamentarios de derecha y el gobierno en general han negado enfáticamente la suspuesta intervención del gobierno en la reciente elección de la ANFP y que dio como ganador a Jorge Segovia, que dicen se dio una vuelta de carnero pues había comprometido su voto a Harold Mayne-Nicholls, antes de aparecer como sorpresivo postulante al declinar Antonio Bloise, el receptor de los insistentes llamados telefónicos de Piñera, según las pruebas que se han ventilado públicamente.
Sea como fuere, el olor a caca que sale de la ANFP se debe estar sintiendo hasta en Zurich, la sede del fútbol mundial.
Toda esta situación ocurre en un contexto en que el presidente Piñera -junto a su consuegro- tiene cerca del 40% de las acciones de Blanco y Negro (Colo-Colo), club grande y popular que es uno de los principales opositores a Harold Mayne-Nicholls. Y es aquí donde toma vida de nuevo el viejo aforismo que dice que "la mujer del César no sólo debe serlo sino que también parecerlo".
El presidente Piñera dijo en una oportunidad que no se desprendería de las acciones de Colo-Colo, que para él tienen un valor que va más allá de lo netamente financiero, no porque se haya transformado de la noche a la mañana en un furibundo hincha del cacique después de que toda su vida ha vibrado con la UC, sino porque en ello hay un trasfondo de reditualidad popular para reforzar su carrera política y acercarse a la masa, como tambíen lo hizo en una oportunidad Joaquín Lavín con Wanderes.
Es este tipo de cosas que a la larga van delatando lo espurio de los hechos forzados por el marketing y la venta de una imagen.
¿Por qué?, porque la visión del mundo, de la vida, del fútbol que tienen Bielsa y Mayne-Nocholls difiere sustancialmente de la visión del presidente Piñera, de Jorge Segovia, de los integrantes de las estructuras de poder que en su actuar se alejan de la solidaridad, del romanticismo, de la lealtad, de la transparencia, la honestidad... como quedó demostrado en la conferencia de prensa que dio Marcelo Bielsa y que palmariamente explicó de por qué le era imposible trabajar con el señor Segovia.
La intervención del gobierno puede ser verdadera o falsa, pero en términos mediáticos o de opinión publica da lo mismo, pues el ciudadano de a pie común y corriente ha tomado una definición que coincide con las pruebas testimoniales que acusan una intervención; no obstante la irrupción de periodistas, columnistas y locutores genuflexos con el poder o que simpatizan con quienes administran ese poder y que servilmente se prestaron para desacreditar a Bielsa una vez finalizado el mundial de Sudáfrica y ahora criticar pensamientos expresados en la larga conferencia que ofreció a los medios de comunicación.
Piñera, Cecilia Morel, la ministra vocera de gobierno Ena Von Baer, parlamentarios de derecha y el gobierno en general han negado enfáticamente la suspuesta intervención del gobierno en la reciente elección de la ANFP y que dio como ganador a Jorge Segovia, que dicen se dio una vuelta de carnero pues había comprometido su voto a Harold Mayne-Nicholls, antes de aparecer como sorpresivo postulante al declinar Antonio Bloise, el receptor de los insistentes llamados telefónicos de Piñera, según las pruebas que se han ventilado públicamente.
Sea como fuere, el olor a caca que sale de la ANFP se debe estar sintiendo hasta en Zurich, la sede del fútbol mundial.
Toda esta situación ocurre en un contexto en que el presidente Piñera -junto a su consuegro- tiene cerca del 40% de las acciones de Blanco y Negro (Colo-Colo), club grande y popular que es uno de los principales opositores a Harold Mayne-Nicholls. Y es aquí donde toma vida de nuevo el viejo aforismo que dice que "la mujer del César no sólo debe serlo sino que también parecerlo".
El presidente Piñera dijo en una oportunidad que no se desprendería de las acciones de Colo-Colo, que para él tienen un valor que va más allá de lo netamente financiero, no porque se haya transformado de la noche a la mañana en un furibundo hincha del cacique después de que toda su vida ha vibrado con la UC, sino porque en ello hay un trasfondo de reditualidad popular para reforzar su carrera política y acercarse a la masa, como tambíen lo hizo en una oportunidad Joaquín Lavín con Wanderes.
Es este tipo de cosas que a la larga van delatando lo espurio de los hechos forzados por el marketing y la venta de una imagen.
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