
Acá no tiene que ver el comunismo, pues la demanda estudiantil es un movimiento transversal, que lamentablemente algunos sordos, ciegos o fanáticos anticomunistas creen ver que es una acción para derribar al gobierno actual.
El problema no es el gobierno, ni la Concertación, ni la derecha que le dieron vida a este monstruo educativo chileno; el problema es el modelo educativo per se (es el modelo, estúpido) sustentado en los mismos pilares del modelo de mercado que ha demostrado su ineficiencia en relación al acceso de bienes intangibles como la educación, previsión y salud. Ha primado la visión individualista y neoliberal en el enfoque educativo, siendo que el 80% de la población sólo alcanza a recibir como ingreso mensual $650.000.-, lo que significa que con dos hijos en la educación superior, poco o nada queda para ir al supermercado. De ahí viene el énfasis en la gratuidad de la educación y la propuesta de una reforma tributaria que entregue los recursos necesarios para hacer factibles las mejoras en calidad y acceso a la educación.
La misma OCDE ha sido hasta majadera para insistir que el gobierno del presidente Piñera tiene que hacer los esfuerzos para cambiar el modelo educativo elitista, caro y segregado que tiene Chile.
Mientras queden tarados que piensan que esta es obra del "marxismo-leninismo", el devenir de este conflicto se ve incierto y puede convertirse en el germen para que la violencia se transforme en un último recurso de la razón para destruir todo, pero absolutamente todo. En este contexto, la rabia acumulada por no existir la voluntad de cambiar el evidente fracaso del modelo educativo, puede llevar a que la violencia se focalice hacia la infraestructura de los establecimientos privados -con la verdadera irrupción planificada y pormenorizada de los ultras que tratarían de destrozarlo todo- que no han tenido costos y se han mantenido al margen de las demandas estudiantiles. Los ultras pensarán: ¡Acá nos hundimos todos!
Si se deja que los establecimientos públicos se hundan cada vez más, en esa mismo nivel de proporción los privados se estarán sobando las manos y preparando para obtener más utilidades por la potencial devastación de los liceos y universidades públicas que tienen paralizadas sus actividades, y que inexorablemente obligarán a los alumnos de esos establecimientos a emigrar a los privados.
De esta forma se podría llegar al triunfo de los ultras (la derecha en Chile siempre termina siendo ultra) del gobierno que desean que impere la educación como un bien de consumo y no como un derecho.
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