En un artículo publicado por El mercurio (17/10/10) el académico de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, hace un muy agudo y acertado análisis de la performance mediática del gobierno en la operación del rescate de los mineros atrapados en el yacimiento San José. El columnista expone con claridad todo el guión que el gobierno fraguó para aprovechar la emergencia vivida por los mineros recientemente rescatados desde las profundidades de la mina.
En el libreto elaborado por el gobierno para dar un definitivo golpe comunicacional que deje enmarcado en el imaginario nacional "la eficiencia y la cultura de hacer las cosas bien", se usaron todos los recursos publicitarios de expertos que saben vender un producto o una marca, aprovechando la coyuntura propicia que daba el rescate de los mineros. Pero por otro lado también queda demostrado que cuando desde el Estado realmente se propone lograr un ansiado fin, éste se logra con gran éxito. ¿Cuántas cosas más se podrían lograr si el Estado pusiera los recursos necesarios y una verdadera voluntad para solucionar otros problemas? Claro porque muchas veces la derecha ha despotricado contra el Estado queriendo que esta juegue un rol insignificante en el devenir de la nación.
En el guión preparado por el gobierno, en la parte de editorializar una imagen de algunas personalidades, algunos fueron muy buenos actores y quizá sea sincera y natural la manifestación de sus emociones o la disimulación de ellas, como fue el caso -creo- del ministro Laurence Golborne; pero en otros resultó llegar a ser dramático verlos afanosamente intentar hacer creer que realmente estaban emocionados, como es el caso del Jefe de Estado que por más empeño que puso para emocionarse, para darle un tono vacilante a su voz en los discursos que pronunciaba, o de frentón decir repetitivamente ante los medios que estaba "muy emocionado" (y de paso reiterar una vez más que cuando niño lo obligaban para que no llorara -como para justificar esa incapacidad-, porque los hombres no lloran, le decían) porque sospecha que no es creíble en esa condición ante los chilenos, la verdad es que pareció caricaturesca la actuación del primer mandatario, llegando al dramatismo de ver a un hombre que infructuosamente quería dar o vender una imagen que no le sale.
Golborne, por el contrario, hubiese querido que jamás su imagen de hombre quebrado se haya hecho pública cuando la situación del rescate de los mineros aparecía con pronósticos inciertos. Tampoco el ministro de minería anda repitiendo como loro de lo emocionado hasta las lágrimas que estaba con el feliz desenlace del rescate de los mineros. No necesita decirlo.
El presidente Piñera pareciera que tuviera una total incapacidad para sentir la emoción de la aflicción, pues su cara siempre trasluce la de un hombre muerto de la risa, ya sea que esté en un circo o en medio de una tragedia como el terremoto y la emergencia de los mineros en la San José.
Cuando en este tipo de situaciones se recurre al show, al teatro, al libreto súper pauteado y no hay una real manifestación de la personalidad de los participantes, se termina en el rechazo y desagrado de quien hace la pantomina mediática. Muchas veces un hombre parco pero sincero trasunta mas credibilidad que aquel que histriónacamente hace alarde de su supuesta preocupación y emocionalidad de un acontecimiento. como el de los mineros de Copiapó.
En el libreto elaborado por el gobierno para dar un definitivo golpe comunicacional que deje enmarcado en el imaginario nacional "la eficiencia y la cultura de hacer las cosas bien", se usaron todos los recursos publicitarios de expertos que saben vender un producto o una marca, aprovechando la coyuntura propicia que daba el rescate de los mineros. Pero por otro lado también queda demostrado que cuando desde el Estado realmente se propone lograr un ansiado fin, éste se logra con gran éxito. ¿Cuántas cosas más se podrían lograr si el Estado pusiera los recursos necesarios y una verdadera voluntad para solucionar otros problemas? Claro porque muchas veces la derecha ha despotricado contra el Estado queriendo que esta juegue un rol insignificante en el devenir de la nación.
En el guión preparado por el gobierno, en la parte de editorializar una imagen de algunas personalidades, algunos fueron muy buenos actores y quizá sea sincera y natural la manifestación de sus emociones o la disimulación de ellas, como fue el caso -creo- del ministro Laurence Golborne; pero en otros resultó llegar a ser dramático verlos afanosamente intentar hacer creer que realmente estaban emocionados, como es el caso del Jefe de Estado que por más empeño que puso para emocionarse, para darle un tono vacilante a su voz en los discursos que pronunciaba, o de frentón decir repetitivamente ante los medios que estaba "muy emocionado" (y de paso reiterar una vez más que cuando niño lo obligaban para que no llorara -como para justificar esa incapacidad-, porque los hombres no lloran, le decían) porque sospecha que no es creíble en esa condición ante los chilenos, la verdad es que pareció caricaturesca la actuación del primer mandatario, llegando al dramatismo de ver a un hombre que infructuosamente quería dar o vender una imagen que no le sale.
Golborne, por el contrario, hubiese querido que jamás su imagen de hombre quebrado se haya hecho pública cuando la situación del rescate de los mineros aparecía con pronósticos inciertos. Tampoco el ministro de minería anda repitiendo como loro de lo emocionado hasta las lágrimas que estaba con el feliz desenlace del rescate de los mineros. No necesita decirlo.
El presidente Piñera pareciera que tuviera una total incapacidad para sentir la emoción de la aflicción, pues su cara siempre trasluce la de un hombre muerto de la risa, ya sea que esté en un circo o en medio de una tragedia como el terremoto y la emergencia de los mineros en la San José.
Cuando en este tipo de situaciones se recurre al show, al teatro, al libreto súper pauteado y no hay una real manifestación de la personalidad de los participantes, se termina en el rechazo y desagrado de quien hace la pantomina mediática. Muchas veces un hombre parco pero sincero trasunta mas credibilidad que aquel que histriónacamente hace alarde de su supuesta preocupación y emocionalidad de un acontecimiento. como el de los mineros de Copiapó.
Comentarios
¿Que pretendían los detractores? que Piñera se quedara en su casa viendo por TV como avanzaba el rescate, enviando una comisión a hacerse cargo del tema. Así tendrían entonces argumentos para criticar su falta de protagonismo e interés.
Lo que les duele a los desalojados del gobierno chileno es que no tienen protagonismo. Si hubiese estado Bachelet, probablemente esos mineros estarían muertos esperando que una de las tantas comisiones formadas para demandar a los empresarios (armando un show mediático por supuesto), se acordara que ellos estaban allá abajo.
Con cariño para alimentar esta mierda de blog,
Un chileno residente en Canadá, gracias a Dios ya no vivo en ese país donde aun existen miserables como tú.
No pertenezco a nungún partido político, aunque tengo un visión progresista liberal.
Eres, quizás, un afortunasdo de estar viviendo en ese maravilloso país. He conocido a muchos candienses y chilenos-canadienses que han venido a trabajar en la minería a Chile y me han contado parte de la cultura de Canadá.
Gracias por leer mi blog que lo hago sin máscaras...
Que te vaya bien...