La Corte Suprema de Argentina había validado la extradición pero con consulta para su definitiva ejecución de la Comisión Nacional de Refugiados de Argentina (Conare). Este organismo de la institucionalidad de Argentina rechazó la extradición de Apablaza, pues le concedió la condición de asilado político al ex frentista acusado del crimen del senador fanático anticominista Jaime Guzmán.
La presidenta argentina, Cristina Fernández, cuestionó la autorización de la Corte Suprema de Justicia a la extradición del chileno Sergio Galvarino Apablaza, mientras la oposición volvió hoy a criticar la decisión oficial de habilitar la permanencia del ex guerrillero en el país.
"Apablaza vive en Argentina desde 1993 y tiene 3 hijos argentinos. El fallo salió justo 5 días antes que viajara a Chile por el bicentenario" del país vecino, escribió este fin de semana Fernández en su Twitter.
El otorgamiento de la condición de refugiado político por parte del organismo interministerial frenó el proceso de extradición que había autorizado la Corte el pasado 14 de septiembre, aunque el tribunal había aclarado que el traslado a Chile quedaba sujeto a la determinación de la Conare.
Fernández también consideró que ante otro pedido de extradición, en 2005, (fue el caso de un miembro de la ETA) el tribunal supremo rechazó la solicitud y opinó que "llama la atención que la misma CSJN (Corte), concedió la extradición del chileno Apablaza".
La Corte dictó en 2005 "un fallo rechazando el pedido de extradición del etarra Lariz Iriondo, solicitado por España" y "acusado de más de 11 delitos: ser de la ETA, bombas en bancos, comisarías, policías heridos y un montón de cosas similares", recordó la mandataria.
También el presidente Ricardo Lagos solicitó la extradición -lo que contradice las opiniones de la derecha que sostienen infundadamente que durante los gobiernos de la Concertación no se hicieron los esfuerzos necesarios para juzgar a Galvarino Apablaza en Chile- en el año 2005, pero la solicitud fue negada por la Corte Suprema del país vecino. Quien fuera líder del FPMR estuvo detenido durante ocho meses en 2004 en Buenos Aires y al cabo de un juicio, el juez federal Claudio Bonadío rechazó en 2005 su extradición a Chile por entender que en ese país se había afectado su derecho al debido proceso y a la defensa.
Pero ante un nuevo pronunciamiento de la Corte Suprema que autorizó la extradición haciendo la salvedad que la determinación final depende del Ejecutivo de Fernández en vista de los derechos que le corresponden al acusado por aplicación de la Ley General de Reconocimiento y Protección al Refugiado.
El presidente chileno, Sebastián Piñera, dijo que la concesión del asilo político al ex guerrillero es un "golpe a la causa de los derechos humanos en Chile" y admitió que "no contribuye en nada" a las relaciones bilaterales.
En tanto, la oficialista Unión Demócrata Independiente chilena (UDI), fundado por el propio Guzmán, evalúa recurrir a organismos internacionales para tratar de revertir la decisión tomada el jueves por la comisión interministerial.
Todas estas pataletas que ha estado vociferando la derecha a través del Mercurio y La Tercera no tienen ningún destino, pues la decisión tomada por el gobierno argentino basado en el pronunciamiento de la Conare es inapelable, así de simple y claro. La legislación argentina al respecto sostiene que "ningún refugiado podrá ser expulsado, devuelto o extraditado a otro Estado cuando haya razones fundadas para creer que estaría en peligro su derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona", según el dictamen difundido por el Centro de Información Judicial.
En todo caso este episodio luego pasará, pues sería contraproducente si la derecha, el presidente Piñera y la UDI en particular siguen emitiendo declaraciones en contra del gobierno de la nación hermana de Argentina. Hasta el momento hemos tenido muy buenas relaciones con el país transandino, y no porque en esta instancia haya existido un desacuerdo vamos a enrarecer el clima distendido entre nuestro país y el de allende los andes.
Al tema hay que bajarle el perfil o mejor dicho mantenerlo en lo que es su mérito y nada más. Pero no ponerse a la cola de lo que diga el duopolio mediático que trata de imponer en la agenda este tema al punto de asistir a histéricas declaraciones de la derecha.
El asesinato de Jaime guzmán está muy lejos de haber sido un acto heroico, todo lo contrario, fue una soberana estupidez. Primero cualquier hecho de esta naturaleza perpetrado en contra de cualquier persona es deleznable, más aún si ya estábamos en democracia y por lo tanto, objetivamente, no había ninguna justificación, aunque Guzmán haya sido el ideólogo de la masacre mas brutal y cobarde realizada durante 17 años en contra de compatriotas indefensos. Y por otra parte, hoy hubiese sido más patente y palmaria la faceta criminal de la derecha si Jaime Guzmán hubiese estado vivo, pues sería el símbolo viviente de la crueldad infinita de un sector que aún no reconoce que fueron partícipes y sostenedores de un régimen cobarde y criminal. Además, eventualmente podrían haber surgidos antecedentes jurídicamente demostrables del encubrimiento e incluso participación de los crímenes de la dictadura que involucrarían a civiles que entusiastamente negaban las tropelías de ese régimen al que le trataron de dar un sustento constitucional. Jaime Guzmán de seguro podría verse presionado a hablar ante la Justicia, ya que él, junto a Pinochet y el "Mamo" Contreras conformaron el trío más nefasto -cada uno desde su ámbito- que dejaron una enorme estela de dolor en nuestro país.
Existe un episodio bastante canallesco y oscuro respecto de la actitud que tuvo Jaime Guzmán en el caso del ejecutado político Eugenio Ruiz Tagle.
En otras oportunidades ya me he referido a Jaime Guzmán. El era un un abogado, que intentó darle justificación jurídica -aunque espuria- a la criminal dictadura.
Si bien, Guzmán (o el enano o flaco como le decían sus amigos) era un hombre incapaz de matar siquiera una mosca -por eso su renuncia al movimiento derechista Patria y Libertad-, su discurso envenenaba hasta a los más tolerantes y pacientes, de ahí que su presencia no solo provocaba el rechazo de la izquierda, sino también de la mayoría de los chilenos.
Después del golpe militar, Jaime Guzmán plasmó en la práctica lo que siempre había pensado y que tenía un claro tinte fascista: a los marxistas hay que aplicarle toda la energía posible, porque esto no se puede transformar en una dictablanda; con este ánimo llegaba al poder el autor de la constitución del 80. Pero él no midió las consecuencias que traería su frenético anticomunismo: la masacre más criminal en contra de compatriotas nuestros.
Primero fue asesor de Gustavo Leigh, posteriormente asesoró y se convirtió en el ideólogo de la Dictadura que junto a Pinochet y Manuel "Mamo" Contreras dieron vida al engendro político-represor más horroroso de la historia de Chile.
Guzmán que era profundamente católico, incluso tenía anotado los horarios de misa en las iglesias de todos los puntos de Santiago, también las emprendió contra la Iglesia, especialmente en contra del Cardenal Raúl Silva Henríquez. Este en una oportunidad lo amenazó con excomulgarlo si no moderaba su lenguaje agresivo e insidioso. Esto fue comentado por la Prensa de la época.
Jaime Guzmán creció en un ambiente político, sus ascendientes fueron connotados hombres públicos del devenir político nacional. Él a los cuatro años ya sabía leer, y a los quince demostraba una completa admiración por el dictador español Francisco Franco, hecho que coincidía con lo que pensaba Augusto Pinochet, lo que lo llevó a entenderse muy bien con el dictador chileno.
Este hombre flaco, con anteojos de gruesos vidrios por su miopía, que le gustaba el fútbol y debido a esto hizo un curso para ser árbitro de este deporte, que tenía mucha habilidad verbal aunque no atractivo para panelista de programa de debate en televisión (según Jaime Celedón al justificar su reticencia para incluirlo en el programa "A esta hora se improvisa", pero que a la larga resultó todo lo contrario por las pasiones que despertaba este hombre en los políticos)... no se le conoció ninguna "polola", novia, amante, ni nada relacionado con los placeres del sexo femenino.
A mí lo que realmente me gustaba de Jaime Guzmán, era su hermana Rosario; ésta era una periodista con un fascinante y sensual atractivo que a mí siempre me cautivó.
Cómo calificar a este hombre de fuerte formación católica que fue sobrepasado por su fanatismo y anticomunismo hasta el punto de soslayar los horrores de muchos chilenos masacrados ante sus propios ojos.
Jaime Guzmán podría haber pasado a la Historia con otro estatus si sus valores cristianos hubiesen sido más fuertes que su agresividad anticomunista, de haber sido así habría detenido la masacre, ya que él era el más influyente y determinante ideólogo del régimen.
No comparto el asesinato de él, porque considero que la venganza no era el camino, sino la Justicia: la positiva, la histórica y la que se debe rendir ante el Todopoderoso.
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